El lunes 25 de noviembre de 2013 a la madrugada fue asaltado el Centro de Jubilados y Pensionados “José Luis Suppo”. Según relata su presidente, les llevaron nueve mil pesos en efectivo y muchos papeles importantes para administrar el lugar, por lo que aún no logran volver a la normalidad, teniendo en cuenta que esto se suma a una deuda de larga data que no alcanzan a cubrir con la cuota societaria.

“Nos robaron una caja de seguridad que estaba empotrada en un mueble, la arrancaron. Había unos nueve mil pesos que de casualidad estaban allí porque el martes, después del feriado, salía un viaje de abuelos y teníamos que pagarlo. Además, dos cajas que tenían los membretes de caja diaria y caja viajes, deben haber pensado que había plata. Pero en realidad estaban el registro de socios, el libro de actas. Además, revolvieron todo”, dijo Vedelago.

A partir de allí, les provocaron otro daño porque tienen que volver a comprar los libros, pedir las rubricaciones de éstos y hacer una manifestación en la Secretaría de Cooperativas y Mutuales. Además, pasar de la copia a un nuevo original toda la nómina de socios y recuperar la información de algunos libros contables.  

Expresa que a más de un mes no pudieron terminar de reparar los destrozos que provocaron y sospecha que al menos contaban con un trabajo de logística previa, porque no tocaron otra de las cajas que estaba más expuesta e ingresaron por una cochera lindera rompiendo el único vidrio que habilitaba el ingreso, sumado a que fue el único fin de semana que se dejó dinero en el lugar. 

Aún no han tenido novedades acerca de los provocadores del robo, pero no se detienen en ello y tratan de salvar las situaciones más urgentes, como terminar de cubrir los montos que tenían destinados a un viaje. “Esos nueve mil pesos eran para operadores turísticos y hoteles en las sierras, como eran reservas que no pudimos responder hemos tenido pérdidas de más de doce mil pesos”, agregó. 

Ello repercutió en las finanzas del centro, ya que venían con una deuda anterior de la cual Vedelago no quiso dar la cifra y dijo que están tramitando subsidios con el municipio, la provincia y con el PAMI. 

Pero explicó: “Nosotros tenemos una gran masa societaria que aporta todos los meses diez pesos, el problema es que no todos pagan, sólo un 25% está al día y hace cinco años que no actualizamos la cuota. Además, tendríamos que reempadronar a todos los socios”.

Se explaya sobre este tema diciendo que “muchos creen que nosotros somos una dependencia del PAMI y en realidad, ellos sólo nos pagan un subsidio por los servicios que son deficitarios, como pedicuría y enfermería, 490 pesos cuando nosotros les pagamos a las chicas mil, esa diferencia la cubrimos nosotros. Lo mismo pasa con los bolsones, nos mandan el dinero, pero hay todo un trabajo de logística alrededor de eso que significa un costo muy alto”.  

El problema estaría dado porque el centro se posiciona desde otras funciones además de la clásica de actividad gremial de defensa de los derechos de los jubilados. Vedelago dijo que “modificamos nuestro estatuto hace unos años para convertirnos en un lugar de atención de la tercera edad. Nos preocupan los mayores como personas, no como jubilados”.

Así es que emprendieron proyectos como el servicio de atención gratuita para el adulto mayor las 24 horas los 365 días del año, desde hace unos tres años. Es el primero en todo el país y son “los únicos que salimos a asistir a la persona que se comunica telefónicamente”. 

Pero tiene un costo muy elevado porque si bien se sostiene con un abono de un celular, significa montar un operativo de relaciones y red de contactos entre el abuelo, el servicio de emergencias, la clínica y los familiares, que deriva en gastos tales como el traslado, el costo de algunos estudios médicos de urgencia, entre otros. Todo ello sumado al desgaste que representa para el presidente y las pocas colaboradoras, entre ellas dos trabajadoras sociales. Ello excede el presupuesto de 3.500 pesos que pensaban destinar. 

Por lo que “dejamos de promocionar el servicio y sólo atender a la masa de socios, que son personas solas en situación de riesgo que se habían inscripto al principio”.

Por otra parte, tienen planeado llevar a cabo durante 2014 mateadas en las puertas de las casas de los abuelos que viven solos.

Vedelago comenta que esta actividad se debe a que “queremos sacarlos del encierro porque eso los deteriora aún más, tienen que volver a salir a la vereda para retomar contacto con la realidad y autoprotegerse”.

Según relata, hay muchos abuelos solos que el único contacto que tienen con la realidad es por medio de la televisión, sobre todo de Buenos Aires, que les genera un pánico por situaciones de robo, saqueos o alertas meteorológicas que no ocurren en Villa María, pero que los recluye.