Entre una de las “contras” está la situación que mantienen los clubes con sus jugadores.

A diferencia del Argentino A, hoy Alumni se encuentra en una división donde no existen los contratos profesionales y, por ende, la salida abrupta de un jugador en medio de una temporada puede considerarse algo normal.

En las últimas horas y tal como lo anunció EL DIARIO en su edición de ayer, Santiago Aloi decidió irse de la institución villamariense porque tiene un mejor futuro en Inglaterra, desde donde le efectúan un contrato profesional como aval importante. 

Pero no fue Aloi el único caso que se expone en la categoría. De hecho, en la Zona 10, donde Alumni pelea por zafar del descenso, casi todos los clubes padecieron en estos días el éxodo de uno o dos jugadores, la mayoría emblemáticos para cada equipo.

Ejemplos claros se registraron en Estudiantes de Río Cuarto (su goleador, Hernán Peirone, partió a Chile) y en el puntero Ferro de General Pico (se fueron su goleador, Alexis Ramos, y el centrocampista Mauri), más allá de que también vieron partir integrantes de sus planteles Tres Algarrobos Fútbol Club, Jorge Newbery de Villa Mercedes y Jorge Ross de La Carlota.

En otras zonas, General Paz Juniors, Ferro de Corrientes, Racing de Córdoba y San Martín de Mendoza también debieron padecer la partida de una pieza clave durante el parate. 

Todo sucede cuando todavía faltan cinco fechas para el final de la primera fase del Argentino B, es decir, en un lapso donde se disputan cosas importantes como la clasificación o la permanencia.

El éxodo de los futbolistas, casi todos figuras, desnaturaliza la competencia y cambia el panorama para varios clubes.

No ayuda el calendario y menos el reglamento de la competencia, que indica que los clubes recién podrán reforzarse cuando finalice la mencionada primera rueda, es decir, recién para marzo.

Mientras esto sucede, en las competencias de nivel superior los clubes sí pueden incorporar jugadores. Y en ese sentido, algunos tuvieron este verano un negocio redondo: apelaron a figuras del Argentino B para llevar en el receso, a un buen precio, asegurando al jugador con sólo efectuarle contrato.

“Cuando viene un club y le hace contrato al jugador no hay forma de que lo frenes, es una pelea casi inútil”, señalan los dirigentes del Argentino B, categoría que actúa como usina generadora de futbolistas para otras categorías superiores.

 

Deudores

La problemática para los clubes del Argentino B se agiganta cuando existen deudas con los futbolistas. 

Si bien en divisiones superiores un jugador contratado también puede hacer valer su derecho ante Futbolistas Argentinos Agremiados, en el Argentino B no hay mucho respaldo: el jugador firma un contrato en otra institución superior o del exterior y se va rápido.

La realidad se magnifica porque casi todos los clubes de la división registran deudas.

Racing de Córdoba, que lidera su zona, perdió en el receso a todas sus figuras, algo que se preveía porque el plantel reclamaba por cuatro meses atrasados.

Algo similar sucede en 25 de Mayo de La Pampa y en varias entidades como Concepción Fútbol Club de Tucumán o Ferro de Pico.

Más allá de la inoperancia o la desidia de los dirigentes está la falta de sponsors, los sueldos altos que se prometen, la poca convocatoria y los elevados costos por la cantidad de viajes que conspiran contra la economía de la mayoría de las entidades.

En el caso de Alumni, la situación económica también influyó -aunque algunos lo nieguen- para dejar ir a jugadores como Fernando Sanjurjo o Santiago Aloi. 

Al margen de estos casos, el club villamariense -que se había desprendido de Lautaro Toresani- hoy presenta en las prácticas un número de jugadores (21 ó 20) que lejos está de todos los que firmaron la lista de buena fe.

En ese panorama, si se cuentan los ausentes en la pretemporada, de acuerdo a la lista inicial son más de 15, entre refuerzos y juveniles del club.

Más allá de estas ausencias, tanto en Alumni como en el resto de las entidades sienten que no hay respaldo para conservar a los jugadores que pretenden irse.

Ya lo decía “don Julio Grondona” cada vez que llegaba al interior del país: “Acá no juega el que quiere, sino el que puede”.