La iniciativa requiere de voluntarios que colaboren mensualmente con una cuota de 50 pesos, que no exige constituir la figura de socio del centro, sino ayudar durante un año a algún abuelo que lo necesita.
Víctor Vedelago, presidente de la institución, comenta cómo surgió la idea. “Tomamos el modelo de instituciones como congregaciones religiosas que tienen escuelas, orfanatos a cargo en lugares como Africa, donde uno puede hacer un aporte económico para hacer cargo de alguna persona que no conoce y, sobre todo, para sostener la obra”.
Así es que “el año pasado hicimos un cálculo y registramos quiénes eran los mayores más necesitados dentro del centro y logramos armar rápidamente una lista de más o menos cien. Y decidimos buscar cien padrinos”.
En un principio la iniciativa fue mentada como más integral, comprometiendo al padrino con un abuelo en particular al que debería visitar al menos una vez a la semana y tener contacto telefónico permanente ante cualquier urgencia y atenderlo, pero “luego comprendimos que es una tarea muy compleja, que no todos tendrán la disposición para realizarla, entonces nos conformamos con la ayuda económica de manera nominal, es decir, a los cien en general”.
Además, “hay unas tres o cuatro señoras que colaboran con nosotros en la tarea de acompañarlos, trasladarlos al médico, acercarse a sus casas unas veces por semana y nosotros desde acá realizamos unos 20 llamados diarios rotativos. También contamos con la ayuda de dos trabajadoras sociales que conocen la historia de cada uno de estos ancianos, que están realmente solos”.
Sentenció: “Es importante dejar claro que a esta situación se llega no por responsabilidad de la Municipalidad, del Programa de Atención Médica Integral (PAMI) o del centro, sino de una familia que está ausente. Porque son pocos los casos de abuelos que están solos en el mundo, pero nosotros tenemos que ayudarlos”.
Parte del dinero también se destina al servicio gratuito de atención telefónica al adulto mayor que funciona diariamente las 24 horas, los 365 días del año y tiene un costo muy elevado, porque si bien se sostiene con un abono de un celular, significa montar un operativo de red de contactos entre el abuelo, el servicio de emergencia, la clínica, los familiares, que deriva en gastos tales como el traslado y el costo de algunos estudios médicos de urgencia, entre otros. Todo ello sumado al desgaste que representa para el presidente y las pocas colaboradoras, entre ellas, dos trabajadoras sociales.
Por lo que el presidente asegura que “dejamos de promocionar el servicio y sólo atender a la masa de socios, que son personas solas en situación de riesgo, que se habían inscripto al principio”.
De aquellos que emprendieron el compromiso hace un año, la mayoría terminó y otros dejaron de pagar mucho antes de lo pautado. De todos modos, renuevan las expectativas para este año e invitan a acercarse, incluso de manera anónima, al centro en la calle Carlos Pellegrini 640, por teléfono al 4525561 ó 4538451 y por e-mail a jubiladosvillamaria@hotmail.com.