El miércoles 17 de diciembre ocurrió el siniestro que dejó a Nélida, su cuñado, Jorge Barrios y sus niños en condiciones aún más precarias de vida.
Ante la llegada de colaboración de muchos vecinos que se conmovieron con la situación, lograron reacomodarse por unos días, pero nuevamente necesitan ayuda.
El municipio de Villa Nueva sólo envió una asistente social para tomar fotografías en el lugar, pero según comenta Nélida Geisa “no vino más nadie, pasaron por la esquina en una camioneta y siguieron de largo. Nunca nos mandaron nada”.
La situación hoy es compleja, el fuego arrasó con todas las estructuras, sólo quedaron en pie el baño y un pequeño comedor. Días después de lo ocurrido improvisaron una habitación armando con chapas donadas un techo rodeado de lonas y colchas.
Allí duermen Nélida junto con sus siete hijos de 14, 10, 8, 6, 4, 3 y 1 año. Y Jorge con los suyos, Jorgelina y Facundo, de 12 y 15 años.
De todos modos, quisieron agradecer la ayuda que recibieron de los vecinos, “me mandaron un lavarropas, colchones que no puedo usar porque no tengo dónde ponerlos y me da miedo que se mojen al aire libre, ropa para los chicos, algunos muebles, escombros y una pequeña pila de ladrillos”.
Destaca que lo que más los recompensó fue el envío de comida, leche y pañales para los más pequeñitos que habitan allí.
Pero ahora ruegan que alguien les acerque materiales de construcción para continuar con la reconstrucción: “Nosotros con mi cuñado y mi sobrino fuimos levantando esta piecita y con escombros y barro armamos un piso, pero necesitaríamos que nos donen ladrillos y chapas para hacer nosotros mismos las paredes”.
Además, cuentan con todos los servicios elementales como luz, gas y agua, por lo que se conformarían levantarlas.
Geisa percibe una pensión no contributiva del Estado nacional, por medio del municipio, por ser madre de siete hijos, cuestión que no le permite recibir la Asignación Familiar por Hijo porque no pueden recibir los dos tipos de subsidios. Pero ella lo único que espera es que al comenzar el año lectivo, el intendente cumpla con la promesa de costear los gastos de la escuela.
Respecto a los niños, estaban todos descalzos y el más pequeño, de 1 año, sin pañales. Fue justamente uno de ellos quien pidió que les regalen zapatillas.
En ese sentido, Nélida sumó: “Nosotros estamos muy agradecidos por todo lo que nos dio la gente y si quieren, esperamos que nos manden cosas del colegio, porque los chicos ya van a comenzar las clases”.
Los más grandes asisten al IPEM 322 Manuel Belgrano y los más chicos al Jardín Sobral.