Y para corroborar, desde el ejercicio racional, este convencimiento popular fundado en lo que la gente experimenta en la calle o comenta en sus lugares comunes (el hogar, el trabajo, le escuela y otros), fuimos a las fuentes y pudimos constatar que, no sólo las motos son “principales actrices” en este drama, sino que cuenta también con el menos considerado coprotagonismo de los autos y las pick ups o vehículos utilitarios.

Los números cantan por sí solos

Durante el año pasado, en ambas ciudades, se registraron 381 colisiones entre motos y autos, todas ellas con el saldo de heridos de distinta consideración que, en algunos casos, ocasionaron desenlaces fatídicos (ver página siguiente).

Es indudable que se han producido más accidentes que los 1.010 siniestros que arrojan las estadísticas (lo que nos poco), pero hay que aclarar que en esta investigación sólo se tienen en cuenta aquellos hechos en los que algunos de los transeúntes involucrados sufrió algún daño físico, amén del psíquico, que siempre se vio alterado, por más que no pocos casos estuvieron encuadrados en lo denominado como “una cuestión de chapas”.

Si a los 381 choques entre motos y autos sumamos los 106 encontronazos que se produjeron entre motos y pick ups o utilitarios, observamos que los episodios se elevaron a 487.

Retengamos esta cifra y agreguemos las colisiones entre motos y bicicletas (22), motos y camiones (7), moto y maquinaria agrícola (1), entre motos (58), motos y peatones (16), moto y tracción a sangre (1), motos y ómnibus (5) y las caídas de motos (138), veremos que se confirma la conclusión de la gente: las motos fueron protagonistas, el año pasado, de 735 accidentes de tránsito en los que hubo heridos (casi todos motociclistas).