En un reciente artículo, La Voz del Interior afirma que Médicos Unidos tiene legalidad gremial y la Unión de Trabajadores de Salud (UTS-Fesprosa) no, lo cual es exactamente al revés.
Con esa mentira busca justificar al gobernador José Manuel de la Sota, emperrado en seguir bailando con la hermana y quebrar la resistencia de los trabajadores de la salud.
Pero lo más importante es el titular de la nota en cuestión: "La división gremial complica la salida del conflicto".
La ecuación es sencilla: los trabajadores de la salud no quieren al SEP, único sindicato con el que negocia el Gobierno. Se nuclean en UTS, ATE, Médicos Unidos, Enfermería Unida. Como el Gobierno se emperra de manera fascista en indicar quien tiene que ser el vocero de las bases, el conflicto hospitalario se eterniza.
En Santa Fe y La Pampa, las leyes provinciales incluyeron a los gremios simplemente inscriptos en la paritaria. Lo mismo ocurre en el Subte porteño con los llamados metrodelegados que son en realidad la Asociación de Trabajadores de Subte y Premetro, gremio con inscripción gremial mayoritario en ese colectivo laboral.
En Santa Cruz, Neuquén, La Rioja, Catamarca y Tucumán, los gremios fundados tienen ya su mesa cuasi oficial. En San Juan, el gobernador dialoga con los dos gremios simplemente inscriptos Asprosa y Sindicato Médico.
En Tierra del Fuego, fue la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina la que asumió de manera directa la representación profesional posibilitando un acuerdo.
En Jujuy, la negociación oficial con APUAP, gremio simplemente inscripto, lleva ya un cuarto de siglo. Desde UTS y Fesprosa venimos pregonando desde el año 2008 que no hay que echar a nadie, sólo hay que agrandar la mesa y poner un par de sillas más.
Hace dos años, en pleno conflicto conducido por la UTS, se produjo el primer y único encuentro oficial entre el gremio y el ministro de Salud de entonces. Esa reunión fue sólo una pantomima destinada a ganar tiempo y encontrar una salida al conflicto de la mano de José Pihen del Sindicato de Empleados Públicos (SEP-CGT), a espaldas de los trabajadores.
Toda la fuerza del Estado cordobés se puso al servicio del unicato, para salvar a una burocracia sindical agónica repudiada por las bases. La UTS era el enemigo a vencer. Sin reconocimiento a pesar de la legalidad gremial, sin recursos económicos, sin ámbito de negociación, la UTS resistió, no sin costos.
Regionales y hospitales que se desactivaron, referentes históricos que dieron un paso al costado, quizás abrumados por la adversidad, nos obligaron a un proceso de reorganización que recién comienza. La crisis policial demostró que el Delasotismo ya no tiene la fuerza de antaño.
Sus personeros gremiales, como el SEP, tampoco tienen la capacidad de hacer de dique de contención. El plan de lucha que surgió luego del arreglo con la Policía quizás fue menos extendido y masivo que el del 2011-2012. Pero mostró el agotamiento del discurso del unicato. Por supuesto que la convocatoria del actual ministro de Salud, Francisco Fortuna parece, como entonces, una maniobra para ganar tiempo.
En la provincia del "Gringo" Tosco, De la Sota sigue aferrado al modelo sindical mussoliniano. Lo que decide el "Duce" es lo que se debe hacer. Y termina demostrando que el unicato sindical en lugar de resolver los problemas, los complica todavía más.
Jorge Yabkowski
Secretario de Salud Laboral de la CTA
Fuente: Agencia CTA