El Torneo de las Naciones o los VIII Juegos Olímpicos de Ajedrez se disputaron en la ciudad de Buenos Aires en agosto de 1939. Allí se dieron cita 27 países con los mejores jugadores del planeta; desde el cubano José Raúl Capablanca hasta el ruso Savielly Tartakower representando a la Polonia de Najdorf. La curiosidad histórica fue que a los pocos días de iniciado el campeonato, se desató la Segunda Guerra Mundial en Europa, razón por la cual muchos jugadores se quedaron en nuestro país casi como refugiados. Algunos permanecieron hasta el final de la guerra y un poco más, como el sueco Gideon Stahlberg; otros, en cambio, llegaron a adoptar la ciudadanía argentina como el caso de Miguel Najdorf. Estos jugadores, que durante una década se ganaron la vida dando charlas y partidas simultáneas por Buenos Aires y el interior, contribuyeron en gran medida al mejoramiento del ajedrez nacional posicionando a la Argentina entre las potencias de los años 40 y 50. Sin embargo, nuestro país ya había tenido una destacadísima performance en aquel torneo del 39, obteniendo un honrosísimo el quinto puesto. Julio Bolbochan, Roberto Grau, Isaías Pléci, Carlos Guimard y Luis Piazzini conformaron el equipo Albiceleste. El campeón fue la Alemania de Eliskases y el subcampeón, Poloni.
Los efectos colaterales de aquellos refugiados del 39 llegaron hasta Villa María. Al año siguiente del inicio de la Segunda Guerra Mundial, el sueco Gideon Stahlberg pasó por el Palace Hotel dando una simultánea. De ella participó Benjamín Calabrés (foto) junto a los más renombrados ajedrecistas de todo el país.