Nos dirigimos a usted a los efectos de solicitarle la inclusión curricular obligatoria de la materia Educación Vial en el Nivel Primario y Secundario del sistema educativo público y de gestión privada en todo el ámbito de la jurisdicción educativa de la provincia de Córdoba.
Motiva esta solicitud la absoluta convicción de que solamente con un programa educativo formal se pueden internalizar las normas básicas de responsabilidad personal y social en nuestra forma de convivencia y respeto en la manera de conducirnos en la vía pública, como peatones o en un vehículo de cualquier tipo.
No escapará a su conocimiento que la siniestralidad vial es un flagelo alarmante, generadora de la primer causa de muerte en personas jóvenes deparando discapacidades, muchas de ellas permanentes y secuelas familiares, laborales, sociales y económicas.
Estamos convencidos de que la escuela como elemento formador es insustituible. En ella, nuestra generación aprendió por qué las Malvinas son argentinas, nuestros hijos, a profundizar el cuidado de nuestro medio ambiente y nuestros nietos deberán aprender a proteger su vida y la de terceros en la vía publica.
Creemos importante la incorporación de la Policía Caminera en las rutas de nuestra provincia, la Inspección Técnica Vehicular (ITV) obligatoria, la tolerancia cero en alcohol para conductores, el aumento en el monto de las multas, la quita de puntos en el carné de conductor, etcétera; éstas y otras medidas apuntan a minimizar los riesgos en la vía publica, pero si no iniciamos un proceso educativo obligatorio, sostenido y progresivo, científicamente pedagógico, que permita la internalización normativa y fomente nuestra responsabilidad vial, será muy difícil torcer la tendencia alarmante que día a día reflejan los números arrojados a nuestra realidad.
El número de muertos anuales es proporcional a la tolerancia que nuestra sociedad está dispuesta a aceptar. Intuimos que en este, como en otros temas, la tendencia es procesar cada accidente y muerte como un hecho grave, pero natural, vinculado generalmente a la irresponsabilidad de los conductores. La primera lectura parecería correcta, ahora, ¿quién educó al conductor? ¿Quién le enseñó a manejar? ¿Cuál es la responsabilidad del Estado cuando lo habilitó? ¿Alcanza sólo con tener 17 años? ¿Conocemos todos, todas las normas de tránsito? ¿Somos conscientes de que con un vehículo somos potenciales generadores de tragedias irreparables? ¿Dónde aprendimos los principios éticos básicos de convivencia en la vía pública? ¿Por qué hablamos de educación vial y no participa orgánicamente la escuela?
Señor ministro, tiene usted en sus manos la posibilidad de iniciar un cambio de paradigma vinculado a esta endemia social, acordamos que es una política a largo plazo y que no cortará cintas inaugurales, pero puede y debe dar el empuje inicial que genere una política de Estado que beneficiará al conjunto de la sociedad, vale la pena intentarlo, ésta y las futuras generaciones lo reconocerán.
En la certeza de que el señor ministro comprenderá el sentido de esta solicitud, lo saludamos muy atentamente.
Villa María, 17 de Enero de 2014.
Concejal
Dr. Carlos Gagliano
LE 8.473.769