Un aire acondicionado de 4.500 frigorías, dos placares de madera, una cocina, una compactera, una computadora, las cortinas y sus respectivos barrales, una alfombra, una mesa metálica, centros de mesa, jarrones, una decena de manteles, ocho Biblias y 15 películas grabadas en DVD.
La lista no corresponde al pedido a una empresa de artículos del hogar con miras a montar una oficina. Se trata del inventario de lo sustraído en la iglesia Jesús el Buen Pastor, ubicada en la esquina de Alvear y Figueroa Alcorta, en el barrio Las Playas de esta ciudad.
La denuncia fue presentada en Tribunales por el propio pastor del templo Osvaldo Ricardo Rivarola.
Y viene a cuento señalar que ésta es la sexta vez en los últimos cuatro meses que esta iglesia sufre el accionar de los delincuentes, a tal punto que desde hacía un tiempo ya no funcionaba como templo porque no se encontraba en condiciones de hacerlo en virtud de los robos sufridos.
La puerta rota
Rivarola expuso en la Fiscalía que, el miércoles por la tarde, alrededor de las 19.30, al pasar por la esquina y a través de un patio abierto que da a la calle, observó que la puerta de madera de acceso al salón de culto estaba rota, como si la hubieran destrozado a hachazos.
Desde luego, y atento a los antecedentes, presintió lo peor. Y lo peor había ocurrido.
Al ingresar al inmueble encontró varios objetos desparramados, algunos muebles rotos y poco a poco fue contabilizando el faltante de los artículos que componen la lista inicial de esta crónica.
Y, evidentemente, quienes hayan sido los ladrones, se tomaron su tiempo y su trabajo para despojar a la iglesia de sus pertenencias ya que, por ejemplo, el equipo de aire acondicionado estaba empotrado en la pared, a más de dos metros de altura. Y los placares de madera que sustrajeron miden más de un metro y medio cada uno.
Es igualmente claro que los delincuentes necesitaron de algún vehículo para trasladar el botín.
El pastor sospecha que pueden haberse utilizado carros tirados por caballos, aunque no tiene pruebas fehacientes para demostrarlo.
Un detenido poco después
Un par de horas después de que Rivarola efectuó la denuncia, alrededor de las 23 del miércoles, una comisión policial llegó a su domicilio a buscarlo para que los acompañara a realizar una inspección ocular en el lugar del hecho.
El pastor fue con los uniformados hasta el inmueble de Figuero Alcorta y Alvear, que desde que ocurrió el primer robo, hace unos cuatro meses, no cuenta con luz eléctrica.
Una vez allí, alumbrándose con el teléfono celular, el propio denunciante se encontró con un joven, de 18 años, oculto en donde funcionaba la cocina.
El muchacho argumentó que estaba allí para pasar la noche, nada más, y que “los chicos me dijeron”, a lo que la pregunta siguiente surge sola: ¿qué chicos?
Eso será una de las cosas que tendrá que explicar a la Policía y a la Justicia el único detenido que hay hasta el momento por el hecho.
Cabe preguntarse, además, si este joven arrestado tiene relación con quienes perpetraron el hecho y cuál es el grado de implicancia que podría tener en el robo.
De acuerdo a lo narrado por Rivarola, el joven no opuso ninguna resistencia cuando fue llevado a la Comisaría bajo el cargo de violación de domicilio y que dijo que no quería tener ningún problema con nadie.
Desconfianza
Sin embargo, Rivarola es un poco reticente a creer que se vaya a esclarecer el hecho. Y se basa en que “he perdido la confianza porque por el primer hecho no quedó nadie detenido y de todo lo que se robaron recuperaron una casetera que no servía y un rollo de cable.
“Y tuve que ir yo mismo varias veces a la Policía para decirles dónde estaban las cosas, e incluso llevarles una prueba. Pero ya habían pasado tres días...”, aseguró.
Cabe señalar que el año pasado el pastor también estaba decidido a denunciar al fiscal Félix Martínez (hoy juez) porque, según entendía Rivarola, el funcionario “no había hecho nada para avanzar en la causa”, dijo el pastor a EL DIARIO.