Escribe: Juan Manuel Gorno
La furia latente de un goleador tremendo, la mística de un equipo convocante, la euforia de una hinchada persistente, la bronca de un perdedor perjudicado... El inicio del Provincial tuvo una mezcla de sensaciones, virtudes y defectos que devolvió en verano la motivación de un partido amateur y por los puntos, encima, en Plaza Ocampo.
Ante la lealtad de su gente numerosa y en el debut del DT Gabriel Márquez, Alem pegó primero. Y Universitario, que ayer hizo de local, se quedó con las manos vacías en un debut que los tuvo como animadores importantes, por la relevancia de la mayoría de sus jugadores.
El 2-1 final a favor del “León” tuvo muchas aristas, miradas desde ópticas opuestas, según el resultado, pero con los condimentos polémicos que encendieron como nunca el inicio de temporada.
Alem dijo presente con éxito porque, a lo bueno que tenía en el torneo local, esta vez le sumó una dupla de ataque que se las trae: el debut auspicioso de Federico Ferrer, que muestra la potencia de siempre y agrega esa picardía que le dan los 38 en el calendario, hizo un cóctel propicio con el regreso de Federico Figueroa, uno de esos delanteros diferentes por velocidad constante en el desequilibrio.
Precisamente los dos marcaron los goles en el triunfo sobre un rival que, a contramano de lo sucedido, quizás esperó más de sus nuevos jugadores, sobre todo de Cristian Fernández, que terminó expulsado.
Lo concreto que también actúan otros factores, como un arbitraje muy errático para ser creíble, más allá que los errores no fueron sólo para un mismo lado.
A los 9 minutos, tras un cabezazo de Liendo, el referí, Oscar Palacios, obvió un penal por mano de Acosta. Y dos minutos después, mientras la “U” se lamentaba por lo sucedido, Alem sacó a relucir su potencial en ataque, con un centro pasado que bajó el propio Acosta para que Ferrer, entrando por el medio, abriera el marcador.
Así, en menos de 15 minutos, el “Toro” ponía el 1-0 y empezaba a ganarse el respeto del hincha tricolor que miraba de reojo su currículum cargado de éxito en el archirrival Alumni.
Universitario mostró reacción y puso en órbita permanente a Lucas Barengo, quien fue lo más interesante en la gestación de ataque. Pero cuatro situaciones claras de gol se desvanecieron por falta de puntería, más allá de un par de revolcadas de Alejandro Maggi.
Barengo y Fernández elevaron dos remates con el arco enfrente, al tiempo que Maggi tapó un par de pelotas difíciles, mientras sus compañeros la despejaban en la línea.
Quien no tuvo demasiada participación en el área fue Rodrigo Liendo, ya que trató de juntarse a jugar en tres cuartos, pero tardó en imponer su presencia donde más suele lastimar.
Alem, en tanto, careció de control de pelota porque muchas veces las subidas de Martínez, por derecha, no se organizaban con la posición de Pablo Fernández, pero además Maximiliano Le Roux, puesto de enganche, no encontró socios ni precisión.
Más allá de esto, por la garra de león de sus defensores y el despliegue de Claudio Grande, parecía que el equipo villanovense se iba a los vestuarios con la ventaja. Sin embargo, a los 47 minutos, Grande bajó a Barengo en la puerta del área. Y allí afloró la gran pegada de Nicolás Rodríguez, quien clavó el empate con un soberbio remate; la pelota pasó por encima de la barrera y se depositó en el ángulo más lejano de un Maggi que quedó perplejo.
En el otro arco, mientras, Mellano se iba lesionado y remplazado por Federico Pedernera.
El gol entusiasmó a la “U” para el complemento, cuando salió más decidido, circulando la pelota con ambición ofensiva. Pero ni Barengo (disparó cruzado desde afuera del área) ni Fernández (remató luego de un córner) le acertaron al arco en las dos situaciones que generó el ayer visitante, antes de los 10 minutos.
La otra cara fue la dupla “Fede-Fede”, hecha para este Alem batallador que necesita un poco de cada uno y que, sin imponerse en el medio, necesitó de un cambio rápido con el ingreso de Jorge Pedernera por Le Roux.
El penal
A los 15 minutos, con campo a favor, Figueroa -que no venía desnivelando como deseaba- se hizo el espacio, entró al área y remató; la pelota hizo una carambola y, en búsqueda de un gol, Ferrer fue bajado en el área.
Palacios no dudó en cobrar penal, aunque sin la “ayuda” del asistente porque Ferrer, a fin de cuentas, se encontraba en posición adelantada.
A Figueroa poco le importó y puso el 2-1 desde los doce pasos, con una magistral definición (al ras del piso y pegada al palo izquierdo del arquero) que le devolvió la confianza. De hecho, en la próxima acción del partido, armó una maniobra personal fantástica, de contragolpe, que no terminó en gol porque el centro no fue bien conectado por Ferrer.
Universitario fue al frente, sin claridad, y se vio condicionado cuando Yamil Elhall entró fuerte sobre Fernández para ganarse la roja directa, según el criterio del discutido Palacios, a los 23 minutos.
Alem, a pesar de la salida de Ferrer, pudo haber ampliado el marcador cuando Figueroa habilitó a José Ledesma, quien no pudo definir y, encima, fue bajado en el área en un penal que, esta vez, el árbitro no cobró.
En lo demás, Alem se defendió con uñas y dientes, exhibiendo sus dotes de equipo con personalidad que alejó el peligro de Universitario, a quien le costó penetrar el área.
La impotencia del elenco “académico” se evidenció con la expulsión de Fernández, lo que prácticamente sentenció el partido.
Los “leones”, eufóricos en las tribunas, encontraron el motivo perfecto para seguir la fiesta del domingo.
La figura
Federico Ferrer
Por primera vez jugó con la camiseta de Alem y, sin embargo, dejó su impronta: Federico Ferrer, pícaro, guapo y goleador. Marcó el primero con su olfato en el área y provocó el segundo con un penal. Además, muy bueno lo de Figueroa en el complemento, como así también se lució Alejandro Maggi en el primer tiempo.
El árbitro
Oscar Palacios
fue discutido con razón. Obvió un penal para la “U”, luego cobró otro para Alem que, en la previa, debía ser anulado. Y más tarde no pitó otro a favor del “León”. Pero además, con las tarjetas fue permisivo en el primer tiempo y riguroso en el complemento. Flojo.