Gates detalló su audaz predicción en una carta anual de la Fundación Bill y Melinda Gates, divulgada la semana pasada por la agencia española de noticias Efe, que amplió los conceptos allí vertidos a través de un reportaje. En el escrito y la conversación, el magnate desactivó tres mitos muy comunes sobre la ayuda al desarrollo: que los países pobres están condenados a seguir siéndolo, que esa ayuda se desperdicia en mala gestión y corrupción y que salvar vidas en los países más pobres genera un exceso de población.

En el documento, Gates rechazó con argumentos y hechos todos esos mitos y afirmó, por el contrario, que "el mundo está mejorando", aunque aceptó que lo hace "a cámara lenta".

Tras señalar que "la imagen mundial de la pobreza ha cambiado completamente durante el transcurso de mi vida", apuntó que la pobreza extrema pasó en pocas décadas del 35% al 15% de la población mundial, por lo que dijo que "es más importante que nunca medir los resultados y explicar las buenas noticias".

Por ello, Gates se atrevió a hacer la predicción de que "para 2035 casi no habrá países pobres en el mundo" y en seguida afirmó que el progreso del mundo hace que "el tiempo esté de nuestra parte", ya que "hemos visto qué cosas funcionan y cuáles no funcionan".

"Me asombraría si para 2035 hubiera algún país de nuestro hemisferio, con la posible excepción de Haití, que no esté fuera de la categoría de bajos ingresos", afirmó Bill Gates. 

Gates destacó el ejemplo de Latinoamérica, donde países como México y Brasil se consideran ya "de ingresos medios", incluso aunque "todavía queda trabajo por hacer" en la lucha contra la pobreza.

Por ello, consideró que países apuntados en la actualidad como de bajos ingresos, como Bolivia, Nicaragua, El Salvador y Guatemala, podrían estar para 2035 en los niveles actuales de México o Brasil.

 

Cambio climático

El magnate reconoció que sacar a miles de millones de personas de la pobreza en todo el mundo aumenta el consumo de energía y el riesgo del cambio climático, al que consideró "uno de los problemas del éxito", como el aumento de la obesidad en lo que hace a la salud.

Sin embargo, resaltó que la mayor responsabilidad de las emisiones de efecto invernadero reside aún en los países más ricos, aunque consideró que se puede seguir luchando "en paralelo" contra la pobreza y contra el cambio climático.

En todo caso, dejó claro que "los más pobres de todo el mundo merecen las cosas que nosotros no valoramos", como tener electricidad o un refrigerador, "así que debemos darles energía sin CO2".

Gates, el hombre más rico del mundo, con una fortuna valorada en 78.500 millones de dólares al 31 de diciembre de 2013 por el Indice Bloomberg de multimillonarios, reconoció que el principal objetivo de la carta es lograr que los Gobiernos mantengan o aumenten los niveles de ayuda al desarrollo, ya que la filantropía privada "no puede llenar todos los huecos".

 

Las desigualdades

Preguntado sobre el informe que la ONG Oxfam divulgó el lunes pasado acerca del aumento de las desigualdades económicas en todo el mundo y la concentración de la riqueza en cada vez menos manos, Gates apuntó que eso no implica que esté aumentando el número de pobres en el mundo.

Al contrario, afirmó que al no haber una cantidad limitada de dinero a nivel global, si la educación mejora o los niños tienen mejor nutrición, "el volumen de la riqueza mundial aumenta y todo el mundo se beneficia de ello".

"El consumo es lo que debemos mirar. Hay más gente que puede comprar lo suficiente para comer o un refrigerador hasta teléfonos móviles. El progreso es fenomenal, no ha acabado, pero es fenomenal", insistió.

Su fortuna

Añadió que su fortuna personal "se destina a ayudar a los pobres". 

"Está temporalmente en mi cuenta bancaria; no la consumo", añadió.

A nivel más personal, Gates, de 58 años y que desde 2008 ya no ejerce funciones ejecutivas en Microsoft para dedicarse por entero a la fundación, afirmó sentirse "una persona muy afortunada" por haber podido tener "dos de los mejores trabajos del mundo".

Recordó su labor como cofundador e impulsor de Microsoft como, "probablemente, el mejor del mundo", ya que le permitió dar forma a la revolución informática que ha cambiado el mundo en las últimas décadas.

Lo mismo dijo pensar de su labor actual en la fundación, que le valió en 2006 el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, que "es de lo más divertido", ya que "tiene impacto" y "hemos salvado muchas vidas".

"Es lo que voy a hacer durante el resto de mi vida y no podría disfrutarlo más", concluyó.