La mayor exposición al sol, el contacto con el agua de mar y piscinas y el incremento de la actividad deportiva durante el verano contribuyen a aumentar las infecciones oculares.
La conjuntivitis es la inflamación de la capa conjuntiva, membrana semitransparente que recubre la parte blanca del ojo. Generalmente, es producida por una infección (bacteria, virus u hongo) o por el contacto con alergenos (polen, fármacos).
Habitualmente, es bilateral y afecta a todas las personas por igual, con más incidencia en niños y pacientes con antecedentes de blefaritis, ojo seco y/o uso excesivo de lentes de contacto. Los síntomas son: enrojecimiento ocular, secreción acuosa que produce lagrimeo, dolor, fotofobia (sensibilidad a la luz), visión borrosa y sensación de pesadez en los ojos.
La conjuntivitis dura entre siete y 14 días y es autolimitada, pero en algunos casos puede prolongarse hasta por tres semanas y progresar causando serias complicaciones oculares.
Para la prevención hay que tener en cuenta: uso de antiparras para el ingreso a las piscinas, lavarse las manos frecuentemente, utilizar lentes con protección UV, no compartir toallas ni almohadas y cambiar las sábanas regularmente.
Fuente: mdzol.com