Las cifras evocativas de los daños físicos, en algunos casos irreparables como fueron las pérdidas de vidas, hacen patente la gravedad del problema generado por los accidentes de tránsito que se registraron durante el año 2013 en Villa María y Villa Nueva.
Las conclusiones a las que permitió arribar la investigación de perfil exploratorio-descriptivo, pero expuesta con criterio periodístico en las páginas de EL DIARIO, revelan en los 1.010 siniestros viales que se produjeron el año pasado con saldo de una o más víctimas que hubo 2.118 transeúntes involucrados, es decir, el 2,11% de los habitantes de ambas ciudades.
El estudio también permitió observar que, de la mencionada población que protagonizó las colisiones, 1.286 personas (el 60,72% de los accidentados) sufrieron heridas de distinta consideración (49 de los cuales dejaron de existir), mientras que 832 viajeros (39,28%) resultaron ilesos, aunque no se incluyen en esta investigación los individuos que sufrieron daños psicológicos, consecuencia que deviene de la tensión propia que genera, en mayor o menor grado, el tránsito por las calles de ambas “Villas”.
Es decir, cada 100 transeúntes que fueron parte de algunos del más de millar de accidentes de tránsito ocurridos en las arterias de las dos ciudades, 60 fueron asistidos en el lugar del hecho o debieron ser trasladados al Hospital Regional Pasteur u otro centro de salud.
La representación del severo daño social que, al menos durante el año pasado, provocó un choque, un vuelco o una caída de moto o bicicleta, está dado en el resultado cuantitativo que aportaron los datos analizados y que revelaron que 1.286 villamarienses y villanovenses (siete transeúntes cada dos jornadas) debieron ser asistidos en los nosocomios de ambas localidades como consecuencia de las heridas leves, en su mayor parte, o graves, a la vez que 49 personas dejaron de existir, como se apuntó en el tercer párrafo de esta sexta entrega.
Según las lesiones
El inestimable aporte de datos, que a diario realizaron la Policía y los Bomberos, también hizo posible abordar la problemática que nos ocupa a partir de una variable distinta a las ya expuestas en anteriores publicaciones, ciñéndonos en esta oportunidad a las consecuencias personales que padecieron los accidentados durante el año pasado.
En tal sentido, se organizaron los datos en tres categorías bien definidas que se ajustan a las calificaciones establecidas por la ley.
Por un lado, los “heridos leves”, es decir aquellas personas que como consecuencia de haber sufrido un impacto violento al momento de transitar en un vehículo o a pie resultaron con escoriaciones, traumatismos leves, cortes no profundos, contusiones, etcétera, lo cual no demanda muchos días de reposo ni pone en riesgo la vida.
Por otro, los “heridos graves”, o sea, aquellos individuos en choques, vuelcos y caídas que sufrieron traumatismos severos en el cráneo, las extremidades, el tórax, el abdomen y/o el rostro, que demandarán no menos de 30 días de convalecencia o pueden provocar la muerte.
La tercera categoría, en tanto, es la que comprende a los infortunados viajeros que dejaron de existir, algunos en el mismo momento y lugar donde se registró el siniestro y, otros, en una unidad sanitaria donde permaneció varias horas o días en agonía.
La organización y análisis de los datos reveló que de las 1.286 víctimas de los hechos viales ocurridos durante 2013 en ambas “Villas”, 530 fueron mujeres (el 41,31%); o sea, cuatro personas de sexo femenino cada 10 choques.
Ahora bien, del total de mujeres que resultaron con daños físicos, 424 sufrieron heridas leves, cifra que integran 45 niñas, 47 adolescentes, 160 adultas jóvenes, 146 adultas de 30 a 60 años y 26 adultas mayores.
Entre los varones, en tanto, la cifra de los que debieron ser asistidos por lesiones leves trepó a las 590 transeúntes, de los cuales 54 fueron niños, 85 adolescentes, 259 adultos jóvenes, 161 adultos medios y 31 mayores de 60 años.
Por otro lado, si bien la cantidad de heridos graves se redujo respecto a los casos de lesionados de carácter leve, no por ello dejó de ser significativo, al punto que 91 mujeres resultaron con traumatismos severos (3 niñas, 8 adolescentes, 32 transeúntes de 18 a 30 años, 39 cuyas edades estuvieron comprendidas entre las tres y cinco décadas, y 9 mujeres que, al momento de los episodios, tenían más de 60 años).
A la vez, 132 varones sufrieron lesiones de carácter grave, entre los cuales se contabilizaron cinco niños, 24 adolescentes, 57 adultos jóvenes, 37 adultos medios y nueve adultos mayores.
En cuanto a las personas fallecidas (49 durante el año pasado) la investigación hizo posible conocer que perdieron la vida 15 mujeres y 34 varones.
En relación a las transeúntes femeninas cabe señalar que murieron en las colisiones 4 jóvenes, 9 adultas de entre 30 y 60 años y 2 adultas mayores. No hubo niñas ni adolescentes mujeres entre los decesos.
Por último, entre los varones se computó la muerte de un niño, de 13 adultos jóvenes, 14 adultos medios y 6 hombres de más de 60 años. Tampoco, en este caso, se produjeron episodios fatales entre los adolescentes.
Paradoja
Todo parece indicar que, a la hora de analizar los accidentes de tránsito con víctimas, las mujeres resultaron ser las menos protegidas entre los transeúntes.
Por un lado, los hombres duplican a las mujeres en el protagonismo observado en los siniestros: sobre 2.118 involucrados el 67% son masculinos y 33% femeninos.
Por otra parte, hubo 1.419 varones accidentados, entre los cuales 756 (53,27%) resultaron lesionados y 663 (46,73%) ilesos. O sea, cada 20 masculinos que protagonizaron colisiones, 11 sufrieron daños físicos.
En cambio, y aquí aflora la paradoja, si bien las mujeres participaron en menor cantidad en los siniestros viales, hubo 530 (75,82%) lesionadas y 169 (24,18%) ilesas; es decir, cada 20 femeninas accidentadas 15 resultaron heridas.
En conclusión, mientras los hombres chocaron más, proporcionalmente casi la mitad de los varones no resultó afectada físicamente. En cambio, pese a que las mujeres protagonizaron menos accidentes, tres de cada cuatro debieron ser asistidas por los médicos.
