Ay, Catherine, Catherine, Catherine! Sin lugar a dudas fue la nota chébere de la noche. Es que la diva hizo mérito, eso hay que reconocerlo. Entró al escenario después de ser anunciada con bombos y platillos y cual estrella de joligud, toda vestida de plata, irrumpió en el escenario deslumbrado con su presencia. Pero a poco de andar, o mejor dicho, de cacarear, todo el mundo se dio cuenta que se había olvidado de traer la garganta. Parafraseando a un maestro: ¡chiquita de Dios! Era como si se le hubiera metido una langosta entre las cuerdas vocales. Y encima, intentando subsanar la deficiencia a los gritos, como una cacatúa septentrional de la Isla Margarita, la chingó peor. Pero bueno, uno podría pasar por alto el detalle si no fuera que, un rato más tarde, las 15 mil almas que estábamos adentro del Anfi, y las 30 mil que escuchaban de afuera, ñata contra el vidrio, pudieron comprobar que no sólo se había olvidado la garganta si no que tampoco había traído la simpatía: es que en el corazón mismo de Córdoba y con dos cordobeses haciéndole el aguante en el escenario, no tuvo mejor idea que decir que los cordobeses somos groseros. ¡Silbatina general en el coloso villamariense! ¡Abucheos!
Ay, Catherine, Catherine, Catherine. ¡Chiquita de Dios! (cito nuevamente al maestro Cacho, que a esas alturas de la noche remaba en el dulce de leche para levantar el barrilete de plomo). ¿No te enseñó tu mamá que donde fueres has lo que vieres, que donde se come no se caga, y que ante nada es de buena gente ser agradable con las personas que te dan su respeto y admiración? Y para confirmar científicamente que no hay dos sin tres, tras cartón, la diva, ya más devaluada que el peso, leyó mal un par de carteles de los que enarbolaba el público. Y para justificarse, confesó que la habían bochado en Geografía, omitiendo decir que también la bocharon en Literatura, porque, no sé si en Venezuela es distinto, pero acá, en Córdoba, la tierra de los groseros, a leer nos enseñan en Lengua, Castellano y/o/u Literatura. A esta altura de la noche, quedaba claro que la Fullop no sólo se había olvidado de traer la garganta y la simpatía, sino también el cerebro. Yo creo que hubiese sido mejor que Catherine se hubiese olvidado de traer la ropa, entonces, por lo menos el público masculino hubiese estado de parabienes, porque la verdad sea dicha, la señora tiene un lomo de exportación. Lo justo es justo y hay que decirlo también.
Y la frutilla de la torta fue cuando intentó salir airosa de esa especie de ciénaga en la que había entrado solita mi alma, afirmó que todos sus amigos cordobeses eran groseros. Y Buenaventura le preguntó cuántos amigos cordobeses tenía. La respuesta fue sorprendente por donde se la mire.
Fullop: “Eh... eh... eh...” y después mencionó sólo a uno. Ay, Catherine, Catherine, Catherine, mientras sigas así, no creo que la lista aumente.
Yo me pregunto: ¿quién se la habrá recomendado a los organizadores. ¿Henrique Capriles Radonski? En fin. Diga usted que estaba Cacho, que es un maestro, y un negro piola, positivo, que siempre le gusta conciliar y buscar la armonía y es capás de animar un velorio y remando, remando, le puso chispa al momento.
Como sea, es preocupante que el Festival de Peñas, o Festival de Festivales, o, como quieren ahora El Festival Internacional de la Música (este humilde servidor propone que se llame Festival Internacional de la Música Popular), no encuentre una conductora femenina que entre en el corazón de la gente y se quede a pasar los años. Pasaron Stella Maris Cabrera, Rebeca Bortoletto, Valeria Lynch, Cecilia Bolloco, La Sole Pastorutti, Geo Monteagudo, Carla Conte y ahora, la Fullop, que, a menos que seamos realmente masoquistas, no creo que la volvamos a invitar. No me digan, estimados amigos lectores que no es un problema serio. También pueden ustedes hacer sugerencias.
El que no puede faltar y eso es algo que quedó demostrado, es el Gringo Borsatto. Yo creo que cuando Accastello sea gobernador, lo tiene que llevar de vice al gringo, che. ¿Cómo que de donde saco la idea de que Accastello quiere ser gobernador? ¿No es por eso que está organizando este festivaleando por un voto? ¿No es por eso que andaba dando vueltas por acá Mario Pereyra? No sé, yo digo. Todos hablan boludeces ¿por qué yo no puedo?
Diga usted que desde lo artístico, primero fue una noche increíble.
León, ya se sabe, categoría y algo más.
Maná, medio demagógicos y melodramáticos los chavos, como cuadra a un buen chilango, le dedicaron un tema a un chico accidentado a quien no conocen ni por las tapas y el cantor se puso la camiseta de Alumni. Pero un show internacional de pe a pa.
Y el crédito local, Fabricio Rodríguez. ¡Qué talento! ¡Cómo sopla la flautita ese pibe! La descose. Toca de todo: rock, blues, tango, folclore, melódico, clásico, el Himno, ringtones, jingles, melodías para cajitas musicales, marcha nupcial, marcha fúnebre, la marchita de Alumni; ya no sabe qué más tocar para ser famoso.