La “seño Ceci” es de Ballesteros, pero desde hace 22 años recorre los 14 kilómetros que la separan de Cárcano para dar clases en “la escuelita”. Junto a la “seño” Laura Antúnez conforman todo el plantel docente del pueblo. Cecilia se encarga de cuarto, quinto y sexto grado mientras que Laura hace lo propio con los grados inferiores más el jardín de 4 y la Dirección.
“La escuelita fue fundada en 1894 por Ana Zumarán, la esposa del exgobernador, para educar a los hijos de los peones -comenta Cecilia-. Al principio funcionaba en la estancia, pero en 1911 se trasladó al pueblo y se oficializó como escuela pública. Hoy asisten unos veinte chicos, que es el promedio usual desde que doy clases. Pero parece que hace mucho tiempo eran más, ya que la escuela tiene tres aulas”.
Respecto al modo de transporte para unir los 14 kilómetros que separan ambos pueblos, Cecilia cuenta orgullosa que “con Laura hicimos dedo durante 14 años y la gente siempre nos llevó. No sé si ahora me animaría a esa locura (risas); pero desde hace 8 años cuando Laura fue mamá, se compró un auto y ahora vamos las dos juntas. Cuando hay mucha niebla agarramos por el camino de ripio que pasa por la estancia La Atalaya, saliendo de Ballesteros”. En cuanto a los chicos, la seño dice que “antes venían mucho a caballo pero ahora se movilizan en moto. La situación ha cambiado. La mayoría proviene de los tambos vecinos pero también hay una chica de la estancia y dos nenes bolivianos que viven en las quintas. El año pasado tuvimos cinco chicos bolivianos más, pero se fueron al poco tiempo, eran hijos de peones que estaban de paso. También tuvimos un egresado que este año va a estudiar el secundario en Villa María. Un año tuvimos cuatro chicos que terminaron sexto grado ¡Fue un récord!”.
Acerca de la actual situación en la que se encuentra Cárcano, Cecilia hace memoria y cuenta su percepción. “Cuando yo empecé a dar clases en el ´92, todavía funcionaba el dispensario, había una panadería, el almacén de Ramos Generales de Gambino, un teléfono público, una estafeta postal y todavía quedaban algunas familias originarias del pueblo como los Cifre y los Fernández. Hoy, los habitantes más viejos somos Laura y yo, porque los demás se fueron o se murieron y se renovó toda la población. ¡Hoy nadie tiene la antigüedad nuestra! Ahora, casi todos los habitantes del pueblo son empleados del tambo de Nossovitch y de las quintas. En el último censo que hicimos en 2010 contamos 50 personas. Antes nos veíamos siempre en el salón, pero ahora está cerrado. Hasta hace poco, lo usaban para acopio pero ahora ni eso. A la iglesia la abren para los 17 de marzo cuando es el aniversario del pueblo y también cuando hay Bautismos, Comunión y Confirmación. Ahí vienen chicos no sólo de Cárcano sino de las colonias, pero tenemos que juntar a muchos para que se justifique traer al cura”.
A la hora de finalizar la nota y hacer un balance y un pedido, la “seño Ceci” no se guarda nada. “El pueblo está olvidado, se necesitan arreglos en la escuela porque está en muy malas condiciones; se llueve muy mucho y hasta el momento no se ha hecho nada. Además, nos hace falta seguridad, porque Cárcano es tierra de nadie. Nosotros cerramos la escuela y al otro día no sabemos con qué nos vamos a encontrar. Por suerte pusieron luz eléctrica en la calle principal y eso es importante. Pero el pueblo sigue existiendo gracias a la escuela. Y creo que arreglarla urgente es la prioridad”.