Se ve que la madre no lo quería mucho, porque le puso Dámaso Simón Dalmacio Vélez Sarsfield. Cansado de que sus compañeritos de jardín de tres lo gastaran con el nombre y lo escupieran, se lo cambió por Dalmacio Vélez Sarsfield. Las cargadas bajaron sustancialmente, pero lo siguieron escupiendo igual. Fue abogado y político y se hizo un lugar en la historia al crear el Código Civil argentino, en el año 1869. Se destacó como ministro de Hacienda en el Gobierno de Mitre y Ministro del Interior en el de Sarmiento. Además era abogado, jurisconsulto, diplomático y periodista y hablaba cinco idiomas. El asado le gustaba jugoso y el vino, toro.
El dato relevante para el viajero es que nació en Amboy, un pueblito de 300 habitantes perdido en los adentros del Valle de Calamuchita. Allí reside el museo que rinde homenaje a Don Dalmacio, y que entre otros objetos de valor, incluye un Código Civil del año 1875. Sin embargo, lo que más destaca en el interior del recinto (otrora almacén de ramos generales), es la cantidad de elementos que pertenecieran a los comechingones, como puntas de flecha, morteros, cerámicas y blackberrys. Desde el más allá, Sarmiento observa el escenario y le pega un coscorrón a Vélez Sarsfield, por tener esas asquerosidades de indios en su propio museo.
Claro que esta encantadora aldea, una de las más antiguas de la provincia, es mucho más que los recuerdos del padre del Código Civil. Las añejas casonas, las calles de tierra, el paso del arroyo, las tenues figuras montañosas, le dan al foráneo motivos para la visita. Otro atractivo son los aleros de piedra cargados de pictografías hechas por los comechingones. En uno de ellos, también se puede leer el mensaje que escribió algún pícaro del Siglo XIX: “No te podés llamar Damáso Simón Dalmacio”.