Las advertencias que desde el Gobierno provincial lanzaron sobre la conducta y desempeño de la Policía provincial parece surtir efecto entre los uniformados.

Prueba fehaciente de ello es el reclamo que, en voz baja, sostiene un grupo de efectivos por lo que perciben por desempeñarse en el marco del operativo de seguridad montado en torno al Festival de Peñas.

De manera anónima y de la forma más discreta (a través de un pequeño papel con letras minúsculas, pero legibles a simple vista), los denunciantes sostienen que sus jefes sólo cumplen la función de “recaudadores” y que los trabajadores “son explotados”.

“Año tras año se lleva a cabo en esta maravillosa ciudad el Festival Nacional de Peñas y año tras año se sigue explotando sistemáticamente al trabajador policía”, se puede leer en el mensaje que fue distribuido en cercanías del Anfiteatro y algunos barrios de la ciudad.

Los autores del manifiesto denuncian además que a los efectivos destinados a cuidar calles y patrullar las adyacencias del coloso de avenida costanera se los hace “trabajar 12 horas diarias, aparte de los servicios de guardia ordinarios, sin abonarle lo que les corresponde por su labor”.

Según precisan los autores del reclamo, a los que trabajan durante el Festival se les otorga como pago “lo que sus recaudadores jefes quieren y cuando éstos decidan pagárselo”.

Vale destacar que el texto advierte que durante 2013 a los efectivos policiales se les abonó por cada 12 horas trabajando sólo cuatro y recién durante el mes de agosto fue concretado el depósito.

“Eso sí, ahora se les da la comida (pudo conocerse que les convidaban choripán y gaseosas). Rasgos característicos de una esclavitud en tiempos modernos y en plena democracia”, subrayan los responsables de la esquela echa circular durante los días de la fiesta peñera.

“El policía es un trabajador más y se deben respetar sus derechos, ¡nada más digno que eso!”, concluye el mensaje.

 

De silencios y cautelas

 

Este matutino intentó lograr el testimonio de autoridades policiales, pero los consultados evitaron referirse a la cuestión hasta tener más precisiones.

Igual hermetismo existe en las filas policiales y no es para menos, luego de los anuncios del gobernador José de la Sota pronunciados en la Legislatura y sus advertencias de “mano dura” ante protestas policiales teñidas con “conductas de insubordinación, abandono del servicio, o efectúen reclamos de manera hostil o tumultuosa, desamparando a la población”.

Este evidentemente no es el caso, pero el malestar por lo visto existe.

Probablemente la situación denunciada sirva entonces para poner a prueba otro de los proyectos dados a conocer por el mandatario provincial, puntualmente aquel referido al “Consejo de Bienestar Policial”.

Para el gobernador, el Consejo “será un ámbito donde se atenderán, analizarán y evaluarán las distintas iniciativas sobre condiciones de trabajo y remuneraciones de la totalidad de los agentes policiales, sin que se confunda con la inviable sindicalización de las fuerzas de seguridad”

 “Aquí tendrán participación los distintos estamentos de la fuerza policial y se prohibirán las sanciones disciplinarias para sus integrantes, a fin de que planteen con total libertad sus reclamaciones, las que serán evaluadas por la Jefatura y el Ministerio de Gobierno y Seguridad”, sostuvo el titular del Ejecutivo provincial.

A pesar del ámbito ideal impulsado desde la Gobernación, los policías locales eligieron en principio el ámbito de la calle para hacer conocer sus penurias y demandas. 

Un signo más del pésimo estado de relación que mantienen las fuerzas de seguridad con los líderes políticos que definen los destinos de la provincia y algunos jefes de la propia institución policial.