Escribe: Juan Manuel Gorno

 

A la falta de contundencia, Alumni la suplió anoche con una inyección total de sacrificio, con once gladiadores en cancha que entendieron cómo se defiende una categoría y una camiseta. Y así ganó, con el corazón, 2 a 1 sobre Alianza de Coronel Moldes, resultado que le permitió no sólo salir del fondo de la tabla y de la Zona de Descenso, sino también acercarse a posiciones de clasificación, aunque lo primero sea hoy su máximo objetivo.

Fue la segunda victoria consecutiva de Alumni en el certamen (algo que se dio por primera vez desde el descenso) y se consiguió de la manera que los hinchas piden siempre, en base a huevo, sin dar por perdida ninguna pelota, regando de sudor el campo de juego.

En definitiva, tras la partida de algunos futbolistas que le podían imprimir un mejor volumen de juego, el equipo entendió que puede revertir las malas con una enjundia permanente. Y así jugó anoche, mordiendo en todos los sectores para adueñarse de la pelota y convertirse en protagonista ante un rival que pareció querer especular con el empate de arranque.

Es que Alianza trató primero de defenderse, mientras Alumni lo inquietaba por afuera, con Emanuel Barbosa y Luciano Antonino volcados al ataque sin tregua para terminar con centros peligrosos. 

En ese contexto, Cristian Rami estuvo cerca de abrir el marcador con dos cabezazos, pero primero la mandó cerca de un palo y luego se la sacó (con una volada espectacular) el arquero Sebastián Airaudo. 

En esa búsqueda constante, el elenco villamariense se entusiasmó, pero la eficacia fue de Alianza que, en la única situación que generó en la etapa, a los 15 minutos, se encontró con el gol por un centro de Devia que llegó hasta el cabezazo goleador de Juan Reinoso.

El baldazo de agua fría parecía difícil de digerir, pero los dirigidos por Juan Manuel Ramos redoblaron el esfuerzo y eso derivó en el empate primero y en el triunfo parcial después, antes del final de la primera etapa.

La igualdad llegó por una polémica, un penal que el árbitro cobró por mano de Devia (¿tuvo intención?) y que luego Juan Lapietra transformó en gol con una pulcra definición.

Alianza quiso mostrar sus atributos para contestar esa conquista, pero en el centro más feo de Alumni en la noche se equivocó el arquero Airaudo, que no atrapó la pelota, entonces Antonino sólo tuvo que meter el botín para revertir el marcador y dejar al local encendido para el segundo tiempo.

Alianza trató de cambiar su imagen en el complemento, cuando su técnico, Néstor Villalba, intentó otra forma de atacar merced al ingreso de Cristian Leichner. Mientras, Alumni, teniendo menos la pelota que en la primera etapa, gestó situaciones para liquidar el partido, pero careció de efectividad.

Una gran acción de Jensen, combinando con Barbosa, fue seguida por un toque de Godoy, pero Rami, en la puerta del área, fue tapado con lo justo cuando se aprestaba a rubricar otro tanto villamariense. Y luego hubo otra clara, con Godoy habilitando solo a Antonino, pero éste, en lugar de definir, prefirió el toque pasado para Rami, que estaba adelantado.

Sin ese gol que hubiese permitido ganar de manera más sencilla, Alumni debió jugar los últimos 15 minutos con la imagen de siempre, sufriendo. Pero en esos momentos apareció en toda su dimensión el arquero Jonathan Scalzo, que tapó tres ocasiones claras generadas por Alianza y puso un candado bajo los tres palos.

No debió sufrir tanto el “Fortinero” en esos instantes finales porque, si bien no brilló, con sus limitaciones, jugó bien, con hombría para ganar la pelota y lucidez para llevarla al ataque. Sabe que sólo así podrá remontar un torneo que lo tenía grogui y que ahora, tras la llegada de Ramos, lo hace más respetable. 

 

La figura