María Rosa Cabrera es la cocinera del comedor “Caritas Felices” de barrio La Calera. Ayer estuvo frente a la sede del Centro Integral de Atención al Ciudadano en Villa María, el local del Gobierno de la provincia de Córdoba, para participar del reclamo de medio centenar de personas (ver página 6).
En diálogo con EL DIARIO, indicó que observa “mucha necesidad” y que atienden las demandas “con todo lo que nos donan, porque no tenemos recursos”. Pidió apoyo escolar y que se atienda la situación de niños y niñas “para que no estén todo el día en la calle, ya que muchas mamás trabajan”.
Señaló que lo que más necesitan es comida, ya que ahora tres veces a la semana reciben a cerca de 70 personas a cenar los lunes, miércoles y viernes.
Apuntó que “algunos de los que vienen no tienen ni 1 año (de edad), vienen con sus mamás. Y hay adolescentes de 15 ó 16 años”.
“Nos manejamos con ayuda de la gente, por eso pedimos que la Provincia vea la posibilidad de darnos un subsidio”, declaró.
El comedor abrió hace un año y medio “y cada vez hay más chicos”. Tan es así, que “ya no tenemos más lugar, primero hicimos un salón, pero nos queda chico y no sabemos adónde estar”. Ante esto, “armamos mesas con sillas en el patio para que haya lugar para todos”.
Originalmente, esto fue una copa de leche “ y después empezó a venir Tito Godoy (de la Central de Trabajadores de la Argentina), quien colaboraba para poder darles de comer dos veces a la semana”.
Luego añadieron una cena más, quitando la merienda del sábado a la tarde porque no iban muchos pequeños. “Preferimos entonces darles de comer una noche más”, acotó.
Rosa señaló que Marisa consigue donaciones vía Facebook. “El Mercado de Abasto nos da verdura, la carnicería de Gaspar nos dona carne y hay otras personas que ayudan. Pero se nos complica, porque son muchos los que vienen”, manifestó al ser abordada por este medio.
Cuando se le preguntó qué es lo que la motivó a ser la cocinera de este comedor, dijo: “Marisa tenía desocupada la casa del hijo y vinieron políticos para hacer una copa de leche, pero luego de un tiempo se fueron y quedamos solas con ella y Silvia. Marisa entonces planteó que iba a llegar el día sábado y no íbamos a tener qué darles, por lo que compramos un poco de leche, azúcar e iniciamos todo. Se abrió el Facebook y se inició el pedido de ayuda”.
Resaltó que por entonces “eran 20 chicos, hoy hay el triple”.
Respecto a la situación socioeconómica de quienes asisten al comedor, detalló que algunos padres trabajan y otros no. Los que sí lo hacen tienen ingresos precarios. “Son changarines, no tienen trabajos efectivos”, develó y advirtió que hay muchos que son hijos de madres solteras. “Ellas trabajan todo el día y llega la noche y no tienen qué darles, pobrecitas”, expresó.
Rosa tiene tres hijos, todos casados.