Los docentes cesanteados del Instituto Sagrado Corazón por denunciar el acoso del sacerdote Mariano Pérez, representante legal del establecimiento educativo, iniciarán las acciones judiciales pertinentes para la reinstalación de sus cargos en la Fiscalía de Instrucción de Oliva.

Así lo adelantó el abogado Oscar Chiarini, quien representa a los ahora exintegrantes del personal educativo del Sagrado Corazón David Rossi y Mariano Donolato.

"La acción judicial va a ser para reinstalarlos en sus cargos, ya que los despidos han sido discriminatorios porque el motivo no estuvo vinculado a la funcionalidad del instituto ni a la laboriosidad o eficiencia de los trabajadores, cuya foja de servicio ha sido impecable, sino que su móvil ha sido una cuestión sesgada a deseos personales irracionales, apetitos sensibles de conveniencia personal totalmente ajenos a la funcionalidad realizados por el cura párroco de Oliva", expresó el letrado.

 

Típico acoso

 

Además, precisó que se trata de "un típico caso de acoso sexual porque la indeseada conducta habitual, inequívoca y totalmente explícita del cura párroco se integra de tres elementos: a) un comportamiento de tipo sexual, b) no deseado por los trabajadores y c) que fue percibido por las víctimas como un condicionamiento hostil para la continuidad y permanencia en su trabajo, siendo algo totalmente denigrante para sus condiciones de hombres y personas". Por eso remarcó que "esto es una cuestión más humana, que no busca el lucro".

"La denuncia es seria, pero además el acoso sexual fue suficientemente grave porque el autor material es un sacerdote que profesa la misma religión que los trabajadores, lo cual ha puesto en pugna su pertenencia espiritual y su fe cristiana, puesto que su sacerdote desplegó un obrar inadmisible en cualquier individuo, más aún en un hombre de Dios que ejerce una función pastoral", explicó Chiarini.

El abogado apuntó también que "este sacerdote no sólo ha dañado a los trabajadores como víctimas, sino a sus familias y en especial ha causado un daño a toda la comunidad religiosa, educativa y escolar de Oliva a raíz de los actos, de las conductas indeseables y no queridas desplegadas".

 

El Obispado

 

"Esta actitud no puede ser soslayada por el Obispado de Villa María, ya que cuando nos recibió el 15 de enero el obispo (monseñor Samuel Jofré) en persona, durante más de cuatro horas se le describió con detalles esta conducta y él dijo que le llevaran todas las pruebas, pero ellos hasta el día de la fecha no han hecho nada para investigar la denuncia", se quejó el letrado. Puntualizó que "ellos pueden averiguar en el cuerpo de docentes, escolar, autoridades políticas de Oliva; esto no es una bomba que cayó de un día para otro, estas conductas del cura párroco eran comentadas en todos los ámbitos de Oliva, más aún, en la comunidad educativa del Instituto Sagrado Corazón. Desde el Obispado no sólo no se comprometieron ellos a realizar una investigación, sino que dijeron que en Oliva hay una baja moralidad, cosa que no puede soslayarse a una sociedad determinada, sino que la misma Iglesia tendría que empezar a dar el ejemplo en consonancia con lo que pregona el Papa Francisco en estos días", señaló citando el llamado del Sumo Pontífice a "limpiar la cara de la Iglesia".

"Que quede claro: ellos persiguen únicamente ser reinstalados en su trabajo, no quieren indemnización alguna, ni reclamar daño moral, ni obtener un lucro económico, porque son sus vocaciones seguir perteneciendo a la institución educativa, porque creen que el mensaje que puede persistir, de quedar impune este sacerdote, es muy peligroso para la sociedad y los jóvenes educandos y muy comprometedor para el personal educativo", se explayó Chiarini.

En ese aspecto, mencionó que "genera cierta tensión y temor" en el ámbito docente de la institución la situación planteada. "La necesidad de trabajar hizo que soportaran este acoso por mucho tiempo", dijo el abogado sobre sus representados.

Sostuvo además que "esta no es una loca idea o fantasía de salir a ensuciar a un religioso, es la realidad de lo que vivieron y que por los apetitos indeseables de una persona que debe tener un estándar de conducta adecuada a un hombre de fe y que lleva la palabra de Dios, lo cual no cumplió en lo más mínimo el cura Pérez, se ven privados de sus trabajos y de sus proyectos de vida".

 

Mariano y David fueron cesanteados