En las grandes tragedias, en los accidentes, incendios o en otras acciones, los bomberos siempre están presentes. Pero ayer, este diario fue testigo de la participación de los hombres voluntarios en un hecho mínimo para la ciudad, pero desesperante para quien lo vivió.
La protagonista fue una joven mujer que quedó encerrada en un balcón cuyas puertas-ventanas no se abren por fuera. Se vio impedida de ingresar a su casa, donde estaba sólo su hijo de un año.
A los gritos pedía ayuda la mujer, mientras el pequeño lloraba por la inesperada situación.
Vecinos -que no podían ingresar a la casa por la puerta principal, dado que estaba con llave- optaron por llamar a todos los cerrajeros que figuran en las páginas amarillas de la guía de Telecom y en Internet. Ninguno podía acudir porque tenían trabajo para varias horas o porque estaban de vacaciones.
Sin saber cómo solucionar el problema, los vecinos llamaron a los Bomberos. Tras explicarle la situación, los hombres de naranja informaron que lo único que podían hacer era romper la puerta de ingreso al departamento, a lo que la mujer accedió, temiendo ya por la seguridad de su hijo que no paraba de llorar.
En menos de cinco minutos, tres miembros del Cuerpo de Bomberos Voluntarios llegaron al lugar y resolvieron, como habían anticipado, el problema a la mujer que pudo abrazar y calmar a su pequeño.
En estas historias mínimas, aunque tremendas para los protagonistas, están también presentes nuestros bomberos.
En nombre de todos, muchas gracias.