Ella era la alumna de 22 años que había elegido cursar el Profesorado de Inglés porque no pudo estudiar Literatura y buscó cualquier especialidad que tuviera asignaturas relacionadas.
El daba clases de Etica Profesional y era su profesor, entonces de 36 años.
Corría octubre y decidió invitarla a tomar un café. Había quedado cautivado con la joven alumna y se había animado a dar el paso. Ella no aceptó.
Pasaron dos o tres días y los compañeros de Alicia -la protagonista de esta historia- le advirtieron a la veinteañera que se acercaba el fin de clases y no iba a verlo más. Entonces ella, que había observado que él la miraba desde hacía un tiempo, desencadenó el encuentro.
“Desde el primer café hasta que nos fuimos a vivir juntos, pasaron 23 días”, sintetizó la pareja conformada por la conocida y aplaudida narradora oral y René Perrig, la historia de amor que EL DIARIO eligió para celebrar el día de hoy, San Valentín.
René tiene 69 años; Alicia, 55. Llevan 34 años juntos, desde aquel tiempo en que el destino lo colocó como profesor del cuarto año de la carrera de Inglés, que ella estudió, pero nunca ejerció.
En las aulas del Rivadavia se gestó este amor que atravesó soledades y dolores -como reflejaron en la cálida entrevista-, pero que se mantuvo sólido ante todos los avatares.
“No tengo que mentir. Alicia es todo para mí. Me gusta su capacidad, su inteligencia, su belleza. Es un sueño hecho realidad”, confesó René a poco de iniciada la nota, sin guardarse sentimientos hacia su compañera de vida.
Cuando la invitó al primer café, ella rechazó el encuentro argumentando que era el cumpleaños de su abuela. “Venía de una familia católica apostólica romana ortodoxa, ¿qué iba a decir en mi casa? ¿Que me encontraba con un profesor divorciado? Fue un escándalo familiar”, confesó la escritora.
Así comenzaba el abandono. “Es diferente decir que mi familia se opuso, a decir que me abandonó. A mí me abandonaron”, contó.
René ahondó en el tema, describiendo lo que sucedió cuando nació por cesárea la única hija de la pareja, Sara, hace 32 años.
“Alicia estuvo dos meses en terapia intensiva, internada en Córdoba, desahuciada, casi sin posibilidades de nada, sin posibilidades de vida y la familia estuvo totalmente ausente”, relató el hombre.
Fue un gran dolor para ella y, por supuesto, para él, que vivió en carne propia la soledad de la dama. Pero estaban el uno para el otro. “Nunca dudé de René. El amor es una elección que se hace todos los días. A la noche, cuando me acuesto, elijo que al día siguiente volveré a amarlo”, afirmó la señora.
Bromea y sonríe cuando dice que, de joven, “René ya era panzón” y contó que se enamoró porque él se dejó amar. “Yo le gustaba, él me gustaba y listo. Nos amemos. Nos dejamos amar”.
-No hubo lugar para el histeriqueo.
A: “No. A mí el histeriqueo me saca mal. Actualmente también. No me gusta. El se deja amar como yo quiero. Por ejemplo, el no tiene problema en que delante del público venga corriendo y le bese la pelada”.
-¿Cómo fueron estos 34 años juntos?
A: “Hubo de todo. No tuvimos una vida fácil. Por lo que te contamos hace un rato, hubo mucha soledad y silencios. René no tiene hermanos. La soledad estuvo y está, pero siempre pudo el amor. A nuestras peleas -que las tenemos, no vamos a negarlas- las podríamos enumerar”.
Casualmente, el día de la entrevista había sido movilizador y hasta liberador para la pareja. Habían conocido, horas antes, el resultado de una biopsia de René. “Salió bien”, contaron.
El relato de las horas de espera hace aparecer las primeras lágrimas de la entrevista. A ambos se les humedecerán los ojos.
R: “Mi preocupación es dejarla. En estos días estuve pensando mucho en eso, en la posibilidad de dejarla sola, si me pasara algo. Sentía miedo por no poder seguir acompañándola”, manifestó, mirándola con muchísima ternura. “Si el resultado era malo, temía abandonarla”.
-¿Cuáles son las columnas de este amor?
A: “Hay dos cosas fundamentales. El respeto es una, hasta la más sublime expresión. Nunca en 34 años miré a otro hombre como hombre. Porque él es mi hombre. Por otro lado, no concebimos el sexo sin ternura. Tenemos una sexualidad maravillosa, pero sin ternura no puede darse. Son pilares de nuestra relación”.
R: “Hemos estado siempre juntos. Cuando tuve una fábrica, estuvo conmigo. Luego comencé a acompañarla en su carrera”.
A: “Sé que hemos sido objeto de burlas por todo esto”.
-¿Por qué?
A: “Por nuestra manera de amarnos, por estar todo el tiempo juntos. Nosotros salimos a tomar algo para conversar. A veces se nos ríen y nos preguntan sobre qué hablamos en un café siendo que estamos todo el tiempo juntos. Y es distinto, nosotros hablamos de otra cosa cuando salimos a tomar algo”.
-¿No se aburren?
A: Jamás.
R: No.
-A veces algunas parejas se quejan cuando se aburren. ¿Es parte de la relación, no?
A: Claro. Lo más difícil es compartir el silencio. Nosotros compartimos el silencio con mucho respeto. A él le gusta el deporte y la televisión y yo leo todos los días. Entonces nos sentamos juntos, René con sus auriculares colocados en el televisor mientras al lado estoy leyendo.
R: Se trata de aprender a ver las cosas sencillas y simples. Cuando uno busca cosas más complejas, cada vez se hace más pobre”.
Contaron que tienen muchas anécdotas de estas décadas compartidas. Algunas muy divertidas, otras más tristes. Viajan cada vez que pueden. Por la profesión de Alicia, han estado en tierras cubanas, colombianas, panameñas y de distintas partes de la Argentina paseando su amor.
“Apuesto al amor siempre. Me hizo feliz que se apruebe el matrimonio igualitario, disfruto cuando veo que dos hombres o dos mujeres se pueden amar libremente. O al menos más libre que antes. Me conmueve poder hablar con un hombre de lo que a él le pasa con su pareja hombre y de lo que a mí me pasa con René. Hablo de la homosexualidad porque antes era impensado que sucediera lo que hoy pasa. Creo en el amor y apuesto con todo, me hace feliz que la gente se quiera”, subrayó Alicia.
Y continuó: “El amor se modificó en 34 años, pero sigue intacto. En los primeros tiempos no nos vestíamos porque perdíamos tiempo (risas), pero hoy uno se sigue amando igual... o más”.
Tras unas fotos en el predio del Subnivel, se los verá irse juntos de la mano. Como desde hace 34 años. Tan solos, tan compañeros, tan acompañados.
Diego Bengoa
Foto: Victoria Araujo