Un interno del Hospital Dr. Emilio Vidal Abal de la ciudad de Oliva recibirá el lunes una condena de ocho años de prisión efectiva por el homicidio de otro paciente de la colonia neuropsiquiátrica, cometido a mediados de enero de 2011.
Se trata de Carlos Alberto Pérez (33), quien ayer, a poco de comenzada la audiencia de debate en la Cámara del Crimen de Villa María, admitió haber intervenido en el asesinato de Cristian Mariano Pelliza (27).
La confesión de Pérez permitió que la audiencia de debate se realizara bajo la modalidad de “trámite abreviado”, es decir, sin la recepción de pruebas testimonios en la sala ubicada en el quinto piso de los Tribunales locales.
Previo a ello, el fiscal Francisco Márquez, la abogada cordobesa Angélica Olmos de Bustamante (representante legal del padre de Pelliza, constituido en la causa como querellante particular y actor civil) y la asesora letrada Ana María Díaz (defensora oficial de Pérez) habían acordado solicitar la pena que luego requirieron al momento de formular sus respectivos alegatos.
La definición de este proceso oral (el primero del año, tras la Feria Judicial de verano) se postergó, ya que la camarista Silvia Saslavsky de Camandone decidió analizar un pedido formulado por la representante de la Querella, quien reclamó un resarcimiento económico de un millón y medio de pesos a la Provincia en concepto de daño moral y lucro cesante.
A su turno, la Defensa solicitó que se rechace la acción civil por considerar que la demanda es “legalmente defectuosa”, tras lo cual la presidenta del tribunal dispuso un cuarto intermedio hasta el lunes a las 11.30, oportunidad en la que responderá los planteos y luego escuchará a Pérez en “la última palabra”, paso previo al dictado de la sentencia.
Más allá de lo que la magistrada resuelva en cuanto a la acción civil, es un hecho que el confeso homicida recibirá la pena requerida por las partes, ya que la misma fue producto de un acuerdo.
Con una bolsa
Cristian Pelliza murió asfixiado luego de que Pérez y otro interno de la colonia olivense, Daniel Alberto Bertolino (no fue juzgado por su condición de inimputabilidad), le colocaran una bolsa plástica en la cabeza para terminar con su vida y, de ese modo, vengarse por una “deuda por drogas” que la víctima mantenía con el primero.
Cabe señalar que todos los protagonistas de este hecho estaban alojados en el sector que el Hospital Vidal Abal posee para el tratamiento de las adicciones.
El crimen se produjo a media tarde del 12 de enero de 2011 en la denominada Villa 12, un pabellón abandonado que está ubicado cerca del campo deportivo del neuropsiquiátrico.
Hasta allí llegaron Pérez, Bertolino, Pelliza y Claudio Sáenz, otro interno de la colonia, con el pretexto de juntarse a fumar marihuana. Sin embargo, los dos primeros le dijeron a Sáenz que se quedara en la puerta y subieron con Pelliza al primer piso.
Una vez arriba, Pérez y Bertolino sorprendieron a Pelliza y, luego de sujetarlo por la espalda y maniatarlo, le colocaron una bolsa de nailon en la cabeza y lo sofocaron, causándole la muerte en pocos minutos.
Los homicidas abandonaron el cuerpo y regresaron al pabellón donde estaban alojados. Horas después, y al no ser encontrado, las autoridades del Vidal Abal supusieron que Pelliza se había evadido y notificaron esa situación a sus familiares.
La búsqueda del joven supuestamente desaparecido concluyó nueve días más tarde, cuando dos plomeros fueron a la Villa 12 a realizar una reparación y encontraron el cadáver tendido en el suelo, todavía con la bolsa en la cabeza y en avanzado estado de putrefacción.
Una minuciosa investigación permitió identificar a los asesinos y conocer los móviles del hecho. Sin embargo, Pérez fue detenido recién el 2 de noviembre, por lo que lleva poco más de dos años y tres meses entre rejas.
Es imputable
Durante la instrucción de la causa se pudo establecer que Pérez comprendió la criminalidad del acto y fue declarado imputable, más allá de su adicción a las drogas.
Durante el alegato, el fiscal Márquez aludió al homicida como un sujeto “violento y pesado”, que manipulaba a los demás pacientes “en beneficio propio”.
El acusador público definió a Pérez como “una especie de capo de una organización delictiva” que se dedicaba a robarle dinero y efectos personales de valor a otros internos, en especial ancianos, con el objetivo de conseguir dinero para luego comprar cocaína y marihuana en distintos lugares de Oliva.
Imágenes:
F1: Al declarar en la sala, Carlos Pérez confesó haber intervenido en el crimen de Cristian Pelliza, pero un planteo de la abogada de la Querella impidió que el juicio terminara ayer mismo.
F2: La camarista Silvia Saslavsky dispuso un cuarto intermedio hasta el lunes, a las 11.30, para resolver una cuestión civil.
F3: El fiscal Francisco Márquez junto a la representante legal de la familia de Pelliza, la abogada cordobesa Angélica Olmos.