De nuevo estoy de vuelta, después de larga ausencia, con ganas de elongar el plumaje y sacarle viruta al teclado. Es que un año en la gatera es mucho, un año enjaulado y con el bozal puesto, para un ave lenguaraz y criticona como yo es como tratar de encerrar al viento en un canasto de mimbre. En fin, se viene otro Festival de Festivales y a uno lo tiran a la arena como un gladiador de la máquina de escribir para no dejar títere con cabeza. En fin, ya lo decían en la antigua Roma: “Denle al pueblo lo que quiere: pan y crítica”. Y en esta segunda cosa, modestia aparte, el que suscribe, un servidor, no le anda sacando el cuerpo a la tarea. Pa’ eso estamos, che, pa’ lo que guste mandar.
No son pocos los temas con los que podemos ir calentando el ambiente mientras se terminan de aprontar los aparejos que demanda el show bussines sobre el escenario Hernán Figueroa Reyes. Y sin hablar de clima que, claro está, es un potro domado hace rato ya por el Patrón...
Y ya que hablamos del Patrón, no podemos eludir la pregunta del millón: ¿será este el último año que el hombre se hace cargo del Festival de Festivales?
¡Huuummm! (Pausa, silencio dramático seguido de campanadas y violines chillando y corte de platillos)
¿Será cierto que en lugar de seguir llamándose Festival de Festivales pasará a llamarse Festival Match o tal vez, Festivaleando por un chori?
No lo sé, no lo sé, no lo sé. Lo único que sé es que si el Patrón se retira, voy a quedar cesante. Pero por el momento, vamos a lo que veníamos, que no hay que abrir el paraguas antes que llueva.
Mis queridos lectores, abramos el libro de pases, que este año, parece, hay grandes novedades. Todos creían que el pase del año era el del Ogro Fabiani a River, que era la novela que competía en horario central con el culebrón bostero Caranta de lejos, pero no, lejos están esos dos dramas isabelinos del balompié de los que aquí presentaremos. Fuertes rumores circulan alrededor de las peñas adláteres, y se levantan por sobre el tañir de las guitarras carperas para indicar que el histórico cocinero y artífice del locro ofrecido por la Peña de la Agrupación Folclórica jugará este año generando gambetas en el área culinaria de la Peña de Los Soñadores. Se desconocen las razones por las que el prestigioso goleador del cucharón se alejó del equipo que lo vio nacer, pero parece que así es nomás. Quien quiera oír que oiga y quien quiera desmentir algo que se ponga en la fila.
Y parece no ser el único protagonista que se llevó la Peña de Los Soñadores desde la vecina carpa. También habría un cantor que era número fijo en la Agrupación y decidió salir a probar suerte por el mundo. Así llegó hasta la peña soñada... y se quedó. Sí, señoras y señores, respetable público, estamos hablando de nada más y nada menos que el gordo (cariñosamente lo decimos) Maya. Lindo nombre pa’ un cantor veraniego, che.
Y es que hay que decir la verdad, los Soñadores han tenido un crecimiento sostenido desde que arrancaron. Incluso ya han prometido que para el año que viene lo van a traer a Obama a cantar negro spirituals y gospel. Y si no qué se creen ustedes que hacen todos esos africanos dando vueltas por la costanera y las ferias. Son espías de la CIA, que vienen a hacer un sondeo de mercado (mercado negro, claro), para ver si es posible el arribo del primer mandatario cantor. Porque parece que el presidente de los EE.UU. va a salir de gira mundial con su banda Los Barack Boys, como segundo laburo, porque con lo que se gana en la White House no da para mucho. Ta’ dura la crisis en yankilandia, muchachos.
¿Cómo? ¿No sabían que el morocho norteamericano cantaba? ¿Y con qué se creen que se la enganchó a la Hillary Clinton?
(...)
¡Epa! ¡Qué mal pensados, che! No con eso no (siempre según las versiones oficiales, claro). Como sea, si es verdad ese rumor, el año que viene lo tenemos al Grone por acá, haciéndonos el versito cantado. Eso si, en la peña más exitosa, la que se está conquistado de a poco a lo más granado del Festival de Festivales: la de Los Soñadores. No me extrañaría que incluso el mismísimo Patrón largue todo y se vaya a esa peña, aunque más no sea a despejarse un poquito y a olvidarse de los problemas, locro y vinito mediante.
Pero la Agrupación no se va a quedar atrás, porque el corazón gaucho, aborigen y latinoamericanista está dispuesto a dar batalla, en una sana competencia, claro está. Según supe, piensan contratar a Evo Morales y los Erkes Rapers, que hacen una fusión de huayno y hip hop que se las trae. Pero no nos adelantemos, que el semáforo está en rojo y nunca se sabe de dónde va a saltar la grúa.
Un párrafo aparte merecen las obras de la costanera, que este año está realmente hecha una pinturita para el Festival. ¡Una cosa de locos, che! (Lo único que me da un poco de temor son esas maderitas, viste, gordi.) Porque vos ya sabés cómo son estos ingratos, che, que les ponés el piso al rancho y terminan haciendo asados con el parqué.
Pero en fin, está linda la costa, con ese muelle, con esos bancos y esas mesas, con las florecillas (“¡Por favor no me pisen las flores!”, decía el filósofo, cantautor y político tucumano Palito Ortega), en fin con todas esas luces y con ese lago... tanto lago, no sé si habrán notado que hay lago por todos lados.
El único detalle es que los artesanos no se dieron cuenta y armaron las carpas sobre el agua. ¿O habrá sido por la lluvia que toda la costanera parecía como si hubiera pasado el Katrina?