Mañana, los docentes y el personal que trabaja en las escuelas públicas volverán a sus tareas, esperando el comienzo del ciclo lectivo que será a partir del miércoles 5 de marzo.
Entre todos los niños y adolescentes que se alistan para comenzar de nuevo las clases escolares están los más pequeñitos del sistema educativo, quienes asistirán al jardín de infantes. Allí, además de sus maestras y compañeros, los recibirán las directoras Andrea Olmedo, del Jardín de Infantes José Mármol desde hace siete años, pero lleva más de veinte como docente. Alejandra Menard está a cargo del Jardín Edith Vera desde sus inicios, hace seis años, y ya acumula veintisiete como maestra del Nivel Inicial. Por último, Adriana Depetris, trabaja desde hace treinta años en el mismo jardín: el Dr. José Bianco; primero, como docente y luego como directora.
Concurrían 160 niños
“Este lugar es mi vida”, dice sonriendo Adriana. En 2013 la cantidad de alumnos en el jardincito José Bianco fue de 160, repartidos en dos salas para cinco años y una para cuatro años (que se utiliza para turno mañana y turno tarde). “El número aumenta de un año a otro, por eso necesitamos una sala más para cuatro años”, cuenta.
Respecto al incremento, Adriana sostiene que “muchos chicos llegan desde escuelas privadas, generalmente a causa del costo de la matrícula. Algunos quieren comenzar en salita de cuatro y al no tener lugar cursan ese año en instituciones privadas, pero vuelven al año siguiente por un cupo en sala de cinco”, explica.
El número de niños coincide con la cantidad que, hasta el año pasado, concurría al Edith Vera y al José Mármol. Andrea Olmedo cuenta que uno de los proyectos de la institución es “agregar salas para tres años”, que por el momento no tiene, debido a la falta de espacio en el edificio donde funciona el jardín. En el caso de Alejandra Menard, explica que “era evidente la necesidad de una escuela en el barrio”, ya que acuden niños del San Martín y San Nicolás.
Las docentes resaltan el aporte de los padres respecto de la mantención edilicia de cada “jardincito”. “Todo lo que realizamos en mejoras, como compra de aires acondicionados y pintura para aulas, es gracias a la contribución que realizan los papás”, dice Andrea. Mientras, en el jardincito del José Bianco, una mamá coloca nuevas cortinas en las salitas y una montaña de cajas de juguetes está lista para estrenarse. “Se compra todo con el dinero de la ‘Cooperadora’”, afirma Adriana.
Por su parte, Alejandra comenta que “la familia participa mucho” de las actividades que se realizan dentro de la institución y que eso depende de la convocatoria que el jardín efectúe. “Si a la familia se la invita, participa”, sintetiza.
“Observamos falta de límites y de respeto a normas de grupo”
Adriana sostiene que los chicos están “muy estimulados” y que, en general, no tienen problemas “que afecten lo intelectual”, pero sí se observan “cuestiones actitudinales”: “Un ejemplo es el no respeto a una autoridad, el hecho de no aceptar normas o consignas generales dentro de un grupo y la ausencia de límites”, explica la docente.
En algunos casos, cuando las actitudes del niño afectan el proceso de aprendizaje, se recurre a Equipos Profesionales de Apoyo Escolar (EPAE), dependiente del Ministerio de Educación provincial y a los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) que se encuentran en diferentes barrios de Villa María.
Investigación científica y arte
Entre las actividades en las cuales participan los jardines se encuentra la Feria de Ciencias, que se realiza a nivel institucional y luego se puede participar a nivel zonal, con la posibilidad de continuar avanzando hacia otras instancias, como la provincial y la nacional.
“Nosotros llegamos cuatro veces a la instancia provincial y una a nivel nacional, donde presentamos un trabajo que se llamó “el secreto de las alas”, donde los chicos investigaron acerca de las diferencias entre las alas de mariposas y las de aves”, cuenta Andrea.
Por su parte, Alejandra comenta que ellos han participado en la instancia zonal dos veces, “con trabajos relacionados al cuidado de la salud y en otra oportunidad los chicos diseñaron un horno solar, es decir, un horno que funciona mediante la energía del sol”.
Otro proyecto, común a todas las instituciones, se denomina “Encontrarte” y refiere a toda la actividad cultural y artística del niño. En el caso del jardín José Bianco, realizaron en el marco de esa actividad una exposición de trabajos artísticos durante el mes de julio de 2013. “Tener la oportunidad de que muchas personas vean el trabajo de los chicos fue muy importante”, comenta Adriana. En su jardín desarrollan además un proyecto de educación ambiental, por el cual fabrican ladrillos ecológicos con botellas de plástico y basura que se coloca dentro, se compacta y se utiliza para construir diferentes elementos, como cestos de basura.
“El texto escrito tiene un lugar privilegiado”
Viven rodeados de máquinas y botones: computadores, teléfonos móviles, consolas de videojuegos, televisión… ¿Cómo aprenden los chicos que nacieron en un mundo donde la tecnología informática avanza y cambia todo el tiempo?
“En el jardín tenemos netbooks del Programa Conectar Igualdad. En grupos, los chicos las utilizan para buscar información, investigar, se realizan instancias de evaluación también”, cuenta Andrea.
Alejandra agrega que esto permite también un “aprendizaje colaborativo” que enriquece todas las actividades que los niños hacen. En su jardín, los chicos tienen talleres semanales de computación, aunque “se busca complementar la tecnología con los libros y otras actividades. Acá encuentran el lugar para hacer actividades que en la casa no se ofrecen, no se realizan. Por eso la escuela, y todo lo que se propone a los chicos desde acá, sigue siendo atractivo, más allá del uso o no de tecnología”, explica Adriana.
En el caso de los libros, los jardines cuentan con bibliotecas escolares donde la variedad de lectura es amplia y que los chicos disfrutan. “El texto escrito sigue teniendo un lugar privilegiado”, afirma Alejandra.
“Los chicos se convierten en los jueces de los adultos”
“Todo lo que se enseña y se comparte con los chicos, ellos lo toman inmediatamente”, cuenta Adriana. Hace referencia a determinados temas, como el ahorro de agua, el uso del casco, educación vial en general, basura, entre otros. “Yo siempre les digo a los papás ‘vamos a comenzar a investigar sobre tal tema, así que tengan cuidado’, porque los chicos después se convierten en jueces de los adultos. Y comienzan a interrogar a los papás sobre por qué no usan casco, por qué tiran basura”, relata.
“Siempre me pregunto qué es lo que pasa en el medio, lo que pasa entre esos niños “jueces” de los adultos y los adultos que no cuidan, no respetan”, finaliza.
