En este momento en algunos países y, aun el nuestro, el primer hijo se comienza a buscar pasados los 30 años. A esta edad nuestras abuelas tenían resuelto el tema, con varios niños en su haber. Pero la capacidad de los ovarios para ovular es hoy similar a la que tenían nuestras abuelas.
Actualmente, muchas mujeres estudian y trabajan a la par o más que los hombres y se sacaron de encima el alias de “ama de casa”, también pueden decidir sobre su maternidad. Esto implica pensar seriamente si quieren tener o no hijos, aunque a veces esto ocurre algo tarde. Si la respuesta es sí, se puede evaluar la posibilidad de tenerlos a solas o con algún compañero/a. Y también se puede decidir cuándo ser mamá. No sólo los cambios sociales provocaron estas situaciones. La ciencia ha dado una gran mano a las mujeres en lo que respecta a la posibilidad de la maternidad. De hecho si hoy una mujer sin menstruación ni pareja desea quedar embarazada y parir un bebé, puede hacerlo. Y de ahí para abajo, el abanico de opciones es infinito. Una posibilidad es congelar sus propios óvulos mientras se es joven -antes de los 38 años- por si después, cuando el deseo de la maternidad o su príncipe azul se presenta y los ovarios ya no responden, pueda ser mamá. En el último año, unas 500 mujeres congelaron sus óvulos en nuestro país. Al momento de hacerlo, la mayoría no tenía pareja.
La técnica ya tiene 15 años. Entonces, su fin era preservar la fertilidad en mujeres que debían someterse a operaciones quirúrgicas o tratamientos de quimioterapia y que podían dejarlas sin ninguna chance de convertirse en madres. Pero desde hace unos años se imponen otras causas, que los especialistas llamamos “sociales”. Y que tienen que ver con diferir la maternidad, postergarla para otros momentos. Por estudios, trabajos, crecimiento profesional o por ausencia de un compañero que comparta el deseo de tener un hijo.
La mayoría consulta tarde porque tienen más de 35 años, momento cuando su cantidad y calidad de óvulos comienza a disminuir o es de mala calidad. Además aumenta la posibilidad de tener abortos o más adelante malformaciones genéticas.
En la década del 60 la mujer tenía su primer hijo a los 23 años, en el año 2000 a los 29 y ahora pasados los 30. Después de los 30 años la mujer sólo cuenta con el 12% de la reserva ovocitaria con la que nació.
Cuando uno es joven cree que todo es eterno... A pesar de las campañas que se dan en el mundo, y que acompañamos desde aquí, aún no se ha establecido una conciencia firme y masiva sobre la importancia de criopreservar óvulos a más temprana edad. Aun entre los profesionales ginecólogos no esta incorporada esta conducta.
También hay mujeres que congelaron sus óvulos y quedan embarazadas sin usarlos, entonces deciden donarlos. Algunas piden que los descartemos, porque no tiene ninguna carga emocional, porque son sólo células, pero mejor guardarlos porque en un futuro podrían servir como un banco de células madre.
Prof. Dr. Natalio Kuperman
Especialista en Medicina Reproductiva
Clínica de Especialidades- Villa María