El campo de 240 hectáreas que está sujeto a venta es explotado por una Cooperadora de Campo, que con la renta atiende necesidades de los pacientes.
José Tomaseitis es vocal de esa entidad y manifestó su dolor por “las cosas que se dicen de nosotros que aportamos, en promedio dos mil quintales de soja por año (hoy serían 160 mil pesos) son injustas. Será una gota en el mar, pero es un aporte”, dijo.
Entre las obras que hizo la Cooperadora está el gas natural en todo el Hospital. “Antes se calefaccionaban con calderas a leña, imagínense como vivían los pacientes”, agregó.
Después funcionan como “caja chica” comprando medicamentos, una central telefónica, reparando las viviendas de pacientes externados o adquiriendo ropa.
“Cuando (José Manuel) de la Sota vino como gobernador a inaugurar una villa en la que habíamos invertido 160 mil pesos, dijo que debería haber más cooperadoras como la nuestra”, recordó.
Sin embargo, en el año 2004, el Gobierno hizo un decreto por el cual la Cooperadora debía pagar un alquiler por la explotación del campo a un valor de 11 quintales la hectárea. “Nosotros pagamos el alquiler y el 20% queda para una agencia del Gobierno”, afirmó.
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