Hace nueve años, Onil Centeno era homenajeado por Eduardo Accastello, entonces ministro de Gobierno de la provincia gobernada por José Manuel de la Sota, en un acto tradicionalista realizado en la Sociedad Rural.
“El ministro de Solidaridad, Carlos del Campo, delante del locutor Ismael Rossi, que estuvo de testigo, dijo que me iban a dar un subsidio para hacerme la casa”, recordó en una charla con EL DIARIO el hombre que fue modelo del escultor Néstor Alvarez para realizar el Monumento al Gaucho, signo distintivo de Villa María, que se erige en la costanera y bulevar Sarmiento. Esa promesa, realizada en mayo de 2005 durante un acto en la Sociedad Rural, aún no se cumplió, asegura Onil.
El hecho es que a nueve años de aquello, él y su esposa viven en una casa precaria que levantaron sus hijos.
“La Municipalidad vino y le hizo el techo de la galería y una pared del baño. También puso los sanitarios. Pero la casa (cocina comedor y dormitorio) ya estaba hecha. Es difícil vivir acá, porque esto no tiene cimientos y hace un calor que no se puede estar”, dijo, a la par que muestra las humedades y hongos de la pared, como así también las rajaduras.
“Yo no sé qué hicieron con el subsidio que me iban a dar, pero yo tenía un plano para que ellos hicieran la casa en mi terreno, al frente, como toda casa, pero no pasó nada y sigo acá en el fondo”, agregó.
No ocultó su extrañeza cuando, hace aproximadamente un mes atrás, la diputada Nora Bedano fue a visitarlo a esa vivienda de barrio Las Playas, llevándole la llave... de su casa. “‘Esta es la llave de la casa que te hicimos’, me dijo. Yo no lo podía creer”, relató.
Muestra la puerta de buena calidad que puso en su vivienda “porque la Municipalidad me había dado una de chapa que no servía”, agregó.
Onil Centeno, además de modelo del Monumento al Gaucho, fue quien llevó el nombre de Villa María al país un 9 de julio de 1950, cuando se consagró como el primer campeón argentino de jineteada. En los años 60 el Gobierno encabezado por Arturo Frondizi lo llevó a una competencia en Colombia. “Siempre dejé el nombre de nuestra ciudad bien parado”, remarcó.
Pese a sus logros, siempre fue humilde. Vivía en una precaria vivienda ubicada en el basural, lugar que cuidó durante dos décadas.
Allí, criaba animales y podía estar en contacto con sus caballos. Sólo decidió dejar ese espacio cuando le prometieron la casa que todavía espera.
Jubilación
Otro hecho llamativo que contó Centeno en la charla con este medio es el de su jubilación. Hace poco menos de un año comenzó a recibir su haber mensual que, llamativamente, no se corresponde con el trabajo que realizó en su vida laboral.
“Yo fui como 10 años trabajador ferroviario. Después, en la época de (Horacio) Cabezas, me contrataron en la Municipalidad para llevar los caballos sueltos al predio y marcarlos. Con (Miguel Angel) Veglia seguí trabajando, pero no cobraba todos los meses”, recordó. Recién en los últimos años, cuando ya había pasado la barrera de los 70, tuvo un contrato con la comuna por su tarea en el basural. Tanto él como su hijo aseguran que estuvo nueve años trabajando en esa condición, hasta que le llegó la jubilación.
“Pero me dieron la de la Nación, de dos mil y pico de pesos. Creo que me corresponde una de la Provincia”, dice el hombre que no pierde su estampa de gaucho, ni la esperanza de que algún día le cumplan las promesas.