Llegó pocos minutos después de las 20.30, acompañado por su hijo y sin la presencia de “Tato” Aguilera, aunque su figura rápidamente captó la mirada de todos y, entremedio de saludos y fotos, mostró una amplia sonrisa al ver en el evento a Gustavo Ballas, a quien llenó de elogios (“fue el boxeador más dotado técnicamente que vi, lástima que su reinado tuvo poco aliento”, dijo).

Ya luego, en su exposición, mostró su particular impronta y sabiduría a través de su voz rocosa contestando todas las preguntas sobre el fútbol de hoy, de ayer, del boxeo, de su trayectoria, en fin, de todo.

Además, en una especie de prólogo que tuvo la charla-debate que se realizó en el marco de los festejos de los 100 años de la Liga a través del acompañamiento de la firma local Musicalísimo, repasó sus orígenes palpando el conocimiento de maestros del periodismo deportivo argentino como son Ardizzone, Panzeri, Fioravanti. Nombró historias y, esencialmente, compartió anécdotas y vivencias que, en sus más de 40 años de trayectoria, fue recopilando en innumerable viajes por todo el país y el mundo “gracias” a sus dos pasiones: el fútbol y el boxeo.

Analizó el periodismo deportivo, defendió su ideología del juego, habló de la selección, de Boca, River, de Riquelme... es decir, no dejó nada por contar, además de brindar sus tradicionales “bocaditos” que hicieron sonar las risas de un diverso público, que se retiró agradecido.

A continuación, un repaso de sus frases más destacadas de una noche de fútbol y boxeo, pero, principalmente, fructífera y agradable:

“Es un orgullo haber elegido esta profesión y haber tenido esta vocación porque una especie de mandato familiar decía que debía ser contador público, pero dejé las Ciencias Económicas, estudié Periodismo Deportivo y, después de una nota que hice del histórico penal que Roma le atajó a Delem, mi profesor Osvaldo Ardizzone me la elogió y eso me produjo un click y me dije ‘esto es lo mío’. Y desde allí, no paré más”.

“Mi verdadera pasión es el periodismo gráfico porque considero que es la base del periodismo, sin ningún tipo de dudas. La palabra escrita es la única que queda registrada porque a la otra se la lleva el viento. Aunque la tecnología ha compensado un poco, sigue teniendo fuerza la palabra escrita. En la televisión se puede hacer show, en la radio se consigue una comunicación directa con el oyente, pero ya con tantos años, me siento más feliz cuando veo una nota mía escrita en el diario”.

“La tecnología afectó un poquito al periodismo. Le ha quitado calidad y, como yo lo llamo, se ha perdido ‘el ojo de tigre’, la nota o la investigación propia. Con Internet se ha masificado la superficialidad. Me parece que está muy bien el uso de la tecnología, pero el abuso hace que pierdas la identidad”.

“Lo importante es jugar bien. Porque ganar es hacer de una obviedad una bandera. Todo el mundo juega para ganar. Pero, con los años, se fue cambiando todo y ahora se juega muy mal en la Argentina porque es mucha la urgencia por el resultado y el temor a perder. Igual, seguimos pregonando y luchando, dentro de las posibilidades que tiene un periodista, por tratar de reivindicar el buen juego porque creo que ese es el sentimiento de la gente en la Argentina”.

“Para el Mundial no soy tan optimista. Debiera estar más equilibrado, más allá del enorme poder ofensivo y tener a Messi, que es el mejor jugador del mundo. Además, creo que es muy difícil ganarle un Mundial a Brasil en su casa, ya le sucedió una vez, pero creo que no le pasará dos veces”.

“Los jugadores que más me gustaron fueron ‘Rojitas’ y René Houseman, porque es más difícil tener una habilidad lenta, que es lo que me gusta. Y Messi es un supersónico”.

“Lamentablemente, el ciclo de Carlos Bianchi está terminado. Me da la sensación que el mensaje de Bianchi no les llega a los jugadores, aunque tampoco sé muy bien cuál es el mensaje. Para colmo, Román tuvo el desgarro más largo de la historia del fútbol”.

“El boxeo es vapuleado por mucha gente por la violencia u esas cosas, pero yo descubrí en mis coberturas la nobleza de los boxeadores, lo difícil que es ser un boxeador. Cómo decía el maestro Adolfo Pedernera, tanto el boxeo como el fútbol son hijos de la pobreza. O sea, los grandes jugadores, más en los tiempos de él porque ahora tienen más instrucción, siempre fueron atorrantes que vinieron de la nada. Y los grandes boxeadores, también”.