El sábado 22 de febrero se conmemoró el Día de la Antártida Argentina, según lo establecido mediante la Ley Nacional 23.043, publicada en el Boletín Oficial, el 26 de noviembre de 1974, cuando ejercía la Presidencia de la Nación María Estela Martínez de Perón. Este año ha tenido la particularidad de que nuestro país cumplió 110 años de permanencia ininterrumpida en ese gélido continente

 

En 1904 se inauguró lo que actualmente es la Base Orcadas, en isla Laurie, del grupo de las Orcadas del Sur, desde entonces allí flamea la celeste y blanca. A lo largo de sus primeros 40 años fue el único asentamiento permanente de seres humanos en la Antártida, luego se agregarían algunos de otras naciones e incluso argentinos.

 

Lisignoli y el museo

Nuestra mediterránea ciudad de Villa María, mediante el trabajo de algunos de sus hijos,  ha mantenido importantes vínculos con aquella fría zona del planeta. Uno de los villamariense que allí trabajó fue el historiador Ricardo Capdevila, quien supo vivir en las dos márgenes del Ctalamochita. Aunque por décadas se radicó en la bonaerense localidad de Ituzaingó, nunca dejó de viajar a su querida Villa María para visitar amigos y el Museo Antártico de cuya fundación él había sido pieza fundamental.

  Ese museo, que ya no existe, por años permitió que los habitantes de la zona tuviéramos un acercamiento al mundo antártico. En sus salas se exhibían una interesante serie de elementos, como el esqueleto de una ballena, un barco a escala, aves, fósiles diversos, bibliografía y elementos usados en diferentes campañas al continente blanco. Llevaba el nombre de otro estudioso nacido en esta ciudad que dedicó mucho de su trabajo a desentrañar los secretos antárticos, el glaciólogo César Augusto Lisignoli, quien llegó a este mundo en el año 1915 y falleció en 1981, el mismo año en que quedó inaugurado el museo.

  Ese espacio, en los diferentes locales que tuvo a largo de su existencia, fue visitado por numeroso público, en especial alumnos de las escuelas locales y de la región. Este museo que rindió honor al villamariense glaciólogo y pionero investigador, abrió sus puertas como muestra en las instalaciones de la Escuela Superior de Comercio, al 600 de la calle Catamarca. Estuvo en ese lugar hasta que se le fue asignado un espacio en el subsuelo del Salón de los Deportes, sobre calle Corrientes donde luego supo funcionar el auditorio “García Lorca”. Permaneció en esa dirección por el lapso de cuatro años siendo luego trasladado a la altura 852 de la calle Mendoza, en el antiguo edificio municipal. Estas mudanzas hicieron que los elementos del museo sufrieran deterioro, pero fue en esa localización donde ocurrieron los mayores daños a las piezas. Por lo menos hasta esa época. Tiempo después, en el año 1995, se destinó para su funcionamiento una parte del Centro Cultural ubicado en la esquina de San Martín y bulevar Sarmiento. Allí llegaron especialistas de Buenos Aires para adecuar los espacios y la iluminación, pero años después fueron cerrándose salas, el Museo Antártico quedó cada vez más reducido, hasta que sus piezas terminaron arrumbadas sin ningún cuidado especial en un espacio que actuaba como depósito. Muchos de sus elementos desaparecieron o fueron muy dañados. Varias veces se prometió su reapertura, cosa que hasta el momento no se ha producido.

 

Ricardo Capdevila y la historia antártica

Sin dudas que una de las personas que más sufrió esa lamentable pérdida de un espacio cultural fue Ricardo Capdevila, para entonces curador de los Museos Antárticos del país. Su pena por el deterioro del museo local quedó impresa en la entrevista que, en el año 2002, otorgó a un periodista de El DIARIO. Allí lamentó el deterioro de las piezas y la falta de compromiso real de algunas autoridades con el museo.

   Ricardo fue un hombre laborioso que dedicó su vida al estudio de cuestiones relacionadas con el continente blanco, volcando mucha de su producción en numerosas publicaciones bibliográficas. Entre sus obras podemos recordar “Islario”, “Argentina en la Antártida” (Tomo I), “Antártida, más allá del fin del mundo”, “Argentina en la expedición sueca del Dr. Otto Nordenskjöld”. Junto al historiador Santiago Comerci publicó “Historia Antártica Argentina”; “Historia del Instituto Antártico Argentino” y “Orcadas del Sud, 80º aniversario”.

  Sin lugar a dudas este villamariense se ubica entre quienes más han trabajado sobre la historia antártica llegando a ser presidente del Instituto de Investigaciones Históricas de Tierra del Fuego y secretario permanente de los Encuentros de Historiadores Antárticos Latinoamericanos. También fue distinguido con el título de “Caballero de la Orden de la Estrella Polar”, que le fuera entregado por el Gobierno de Suecia. Capdevila, que había nacido el 3 de agosto de 1936, falleció el 9 de julio de 2008.

  La conmemoración del Día de la Antártida Argentina puede servirnos para traer a nuestra memoria a estos dos villamarienses que tanto tuvieron que ver con el estudio de ese continente y aquel museo que nos permitía tener un especial acercamiento a ese lejano suelo argentino. Quizás algún día surja un proyecto que nos permita contar nuevamente con el Museo Antártico.