El barrio Mariano Moreno observó ayer, en tensa calma y vigilia, el avance del agua por todas las calles que nacen en la costanera y también en otras, paralelas a la ribera. No obstante, no hubo evacuados más allá de los del miércoles y pocas viviendas sufrieron el ingreso del río.
Hubo una muestra conmovedora de trabajo comunitario y solidaridad. Todos los vecinos se dieron una mano y trabajaron en conjunto para que cada casa tuviese bolsas de arena en sus puertas, portones y ventanas; esto, desde el miércoles.
El MuniCerca nunca cerró durante la noche, el vecindario estuvo en alerta y era la siesta de la víspera y el panorama aún seguía empeorando. Verónica Vivó, la titular de la Secretaría de Desarrollo Humano, dijo a EL DIARIO en el lugar que gran parte de los pobladores acumuló sus muebles en altura, ante eventualidades.
Juan Giusti estaba en la esquina de Glaciares y Puelo almorzando con otros vecinos en guardia. “Hasta las 3.30 de la mañana estuvimos llenado bolsas de arena”, contó a ese diario.
Para llegar al MuniCerca habían colocado ladrillos en las calles porque estaban inundadas. Los niños y niñas saltaban divertidos por los mismos -en una improvisada pasarela-, una postal más relajada en medio de tanta preocupación.
Sobre avenida El Palmar, un joven que pidió no ser fotografiado dijo que vive desde chico aquí y que “no hemos visto antes tanta agua”, apuntando hacia el asfaltado, “obra que no se hizo como corresponde”.