Muchos se quedaron en sus viviendas el mayor tiempo posible, pero llegó un momento en que el agua les dijo basta. Entonces, con mucha angustia, los residentes de barrio Vista Verde que habían decidido hacer guardia en sus casas tuvieron que dejarlas.
Sentida tristeza se palpó en la ruta nacional 158 durante toda la mañana, el mediodía y las primeras horas de la siesta de ayer. Los vecinos estaban allí, en la carretera, sentados a un costado, algunos con la mirada fija en sus moradas.
Bomberos, policías, funcionarios, médicos, voluntarios; el sector se encontraba con una fuerte presencia estatal ante la avanzada del río Ctalamochita, en una histórica crecida que consternó a Villa María y Villa Nueva.
A las 4 de la mañana el sonar de las sirenas despertó a los pobladores y fue la señal inequívoca de que lo tan temido se había concretado. El río comenzaba a meterse por el barrio con soberbia. Muchos hicieron caso a la señal de evacuación, pero otros permanecieron, incluso, hasta el mediodía en sus techos.
Alicia Barbieri reside en calle Río Mendoza -aquí, paradójicamente, todas las arterias llevan nombre de ríos, Gladis Giovanini, en Río Suquía. Ambas estaban sentadas en las barandas de la ruta, observando con impotencia el panorama. “Estropearon el cordón cuneta y no hicieron un desagüe como la gente”, sentenciaron.
Molestas, añadieron que “nos mintieron” porque el municipio les fue informando -aseguraron- distintos picos probables del Ctalamochita hasta que a las 5 de la mañana se tuvieron que ir. “Levantamos del suelo todo lo que pudimos, mi auto quedó en el garaje”, contó Alicia, quien habita en el barrio hace seis años y a la madrugada no sintió la sirena de Bomberos y por eso no alcanzó a retirar su vehículo.
“Ahora estoy acá y no quiero irme por miedo a los robos”, confesó. Gladis, en tanto, hace dos años que reside aquí y ayer había tomado la decisión de que, cuando baje el Ctalamochita, se irá a alquilar a otro lado.
Delia Rafols tiene su casa en calle Río Desaguadero y se mantuvo en la misma hasta las 9 de la mañana “porque no queríamos irnos”, pero el agua se filtró por las bolsas de arena (que todo el vecindario colocó en puertas) y comenzó a ganar el patio. “En 1984 nos pasó algo parecido”, narró a EL DIARIO y se lamentó por la falta de información oficial.
Ella tiene tres perros, los que se quedaron solos en el hogar unas horas más hasta que los fueron a buscar. No dejaba de acariciarlos, preocupada. “Ahora nos iremos de mi nuera”, adelantó. Había dormido hasta las 3, se asomó a la calle y volvió a acostarse, bastante tranquila, hasta que a las 4 pasó Bomberos tocando la sirena porque el panorama había empeorado.
Héctor habita en la calle Río Segundo y estaba en una esquina con una decena de vecinos que se encontraban muy molestos. “Mi casa no tiene agua, pero puedo hablar por todos ellos y esto es una vergüenza”. Una mujer salía indignada, mojada hasta las rodillas y se sumó al reclamo.
Afirmó que luego de que descienda el nivel del Ctalamochita no iba a detenerse hasta que haya un cambio y soluciones para evitar otra crecida. El grupo se preguntaba por qué el campo del frente del barrio “está seco” y por qué “no rompen la ruta para que el agua se vaya”; añadieron que la comuna los dejó solos y tuvieron duras palabras para todos los políticos.
“Hicieron hormigueros en todas las calles y nos encerraron, con toda el agua”, señaló un vecino, en Río Suquía y Río Segundo.
En Río Tercero vive Carlos Ponce, de 26 años. “A las 4.30 nos sacaron y hasta ahora no ingresó el agua porque nuestra casa está alta”, explicó a las 10. El joven vive con sus padres y confió que “nunca vi algo así”, a pesar de que cuando tenía 9 años hubo una fuerte crecida. “Teníamos información, pero no sabíamos que iba a subir tanto”, resaltó y aseveró que la Municipalidad “siempre estuvo presente”, al contrario de lo que dijeron los primeros frentistas.
El docente Marcelo Coppari develó que llegó de trabajar a las 24 del miércoles “y no había pasado nada”; que hasta las 4 el movimiento de personas y máquinas “fue incesante” y que a las 4.30 ingresó el agua al barrio “con una fuerte corriente por calle Río Suquía”. Una hora después, todo era río. El profesor, que vive en calle Río Negro, coincidió con el entrevistado anterior en que el Gobierno “estuvo siempre”. “Accastello estaba en su auto y fue quien me dijo que nos teníamos que ir”, reveló. Además, resaltó la tarea de Bomberos.
En Río Limay y Tunuyán se erige el hogar de Mónica Fernández. A las 11.20 apuntó que el agua estaba “a un poquito de ingresar”. “No iba a dejar la casa, pero tuve que irme. Me da tristeza que lo poco que uno tiene se va a arruinar”, dijo angustiada. “Ahora me viene a buscar mi hermana”, agregó y calificó el accionar del municipio y de Bomberos como “excelente”.
Griselda se tuvo que ir a las 4.30 de su casa de Río Colorado. “Hace 20 años que vivo acá y esto pasó antes, pero no con esta magnitud”, recordó. No había podido dormir durante toda la noche, expectante por lo que podía suceder.
Expresó que el presidente del centro vecinal, Pablo Longo, “se preocupó mucho por todos”, que la noche fue tensa y “muy fea” y dijo sentirse “agradecida al intendente”.
Sobre Río Suquía, a las 13, Ariel Guarino hacía guardia desde hacía horas en la casa de su hermano Adrián, habiendo colocados bolsas de arena en los accesos. “Me tengo que sacar el sombrero ante los Bomberos”, subrayó con gratitud.
Los Bomberos se lucieron una vez más con su compromiso comunitario y, hay que destacar, siempre hubo presencia de funcionarios de la comuna. El tránsito quedó interrumpido por ruta 158 y cerca de las 10 también resultó vedada al tráfico la ruta 2, en inmediaciones de barrio El Vallecito, de Villa Nueva, ya que el agua subió a la calzada.
Allí, alacranes y arañas de todos los tamaños corrían por la carretera.
Las fotografías
1) El barrio Vista Verde fue el más afectado de Villa María. El agua cubrió toda su geografía y los vecinos debieron ser evacuados
2) Alicia y Gladis miraban sus casas desde la ruta
3) Delia junto a sus mascotas
4) Carlos Ponce
5) Marcelo Coppari
6) Mónica Fernández
7) Para Griseldas, la noche fue tensa y “muy fea”
8) Ariel Guarino estuvo desde la madrugada haciendo guardia en casa de su hermano