Las malezas resistentes son uno de los principales problemas que debe enfrentar un productor agropecuario en la actualidad, el control de las mismas es un trabajo constante que deberá perfeccionar para no perder rentabilidad en su unidad productiva. Para ello, los actores del sector -fabricantes, productores y contratistas- desarrollan técnicas y tecnologías que hacen más eficiente el combate de malezas con mayor tolerancia a herbicidas.
Uno de esos desarrollos que ha logrado excelentes resultados es el detector de malezas, no sólo por la eficiencia de trabajo, sino también por el ahorro de herbicidas, lo que tiene que ver con menor impacto económico en los costos de producción, los beneficios relacionados a la sustentabilidad ambiental y el grado de sensibilidad que la sociedad adquirió ante la utilización de estos insumos.
En los últimos años el control de malezas en el período de barbecho en lotes sin labranza se realiza casi exclusivamente empleando herbicida glifosato, lo que ha generado una modificación en la comunidad de malezas con un aumento en la frecuencia y densidad de especies con menor susceptibilidad a este principio activo.
La utilización de distintos principios activos o el empleo de glifosato en mezcla o en aplicaciones secuenciales con otros herbicidas permitirían evitar esta tendencia al aumento de especies de difícil control. Las mezclas de herbicidas posibilitan ampliar el espectro de control y en muchos casos añadir residualidad, una característica que no posee el glifosato. Por otro lado todo esto eleva considerablemente el volumen de aplicación y variedad de los herbicidas y por ende los costos y el impacto ambiental se ven incrementados; si a eso se le suma un control ineficaz, este costo se incrementa por pérdidas en el rendimiento final del cultivo.
Actualmente, aparecen en forma comercial los equipos detectores de malezas. Este equipamiento trabaja identificando las malezas desde que tienen un tamaño de 5 cm2 y las rocían con el caldo, es decir, que permite una aplicación específica y evita desperdiciar herbicida en zonas en donde no hay presencia de malezas. En diferentes ensayos a campo se ha comprobado que con esta aplicación específica de herbicida con sensores de malezas se logra un ahorro de hasta el 90% de producto, lo que significa un importante beneficio económico y ecológico.