El jueves a la tarde el fiscal Francisco Márquez valoró, en diálogo con Radio La Show, que el municipio hubiese roto la ruta 2 para permitir el desvío del agua, “de lo contrario, se hubiese inundado toda Villa Nueva”. No fue una exageración: contra todos los pronósticos que referían que el jueves había sido el pico crítico y el agua comenzaría un lento descenso, ayer el río Ctalamochita sacudió con fuerza e inundó buena parte de la vecina localidad.
A las 3 de la mañana vecinos de barrio Pinar de las Tejas, en el oeste villanovense, tuvieron las primeras señales de que algo andaba mal. El agua subía. A las 4, los Bomberos Voluntarios de Villa Nueva ya pasaban con las sirenas y se iniciaba la evacuación de los residentes.
La histórica creciente castigó también a barrio San Antonio y a media mañana inició un derrotero por el centro (y más allá) de la localidad, bañando las calles de la Villa Nueva tradicional, circulando por Modesto Moreno hasta chocar con la ruta 2 avenida Libertad.
Hasta el atardecer y pese a que la Provincia afirmaba que el río ya tenía que descender, el nivel siempre fue en aumento: lo constató EL DIARIO en un extenso recorrido y en diálogo con decenas y decenas de vecinos que desde sus veredas asistían asombrados, preocupados y con incertidumbre al espectáculo natural.
Por su parte, en Villa María el caudal afectó más viviendas y calles de barrios Mariano Moreno y Palermo.
Madrugada inesperada
Los intendentes Eduardo Accastello y Guillermo Cavagnero y autoridades provinciales habían informado oficialmente el jueves que esa era la jornada más crítica y que por la noche los niveles sentirían una leve caída. Algo olía mal: anteanoche, en un recorrido de este matutino, se pudo observar que el Ctalamochita seguía en ascenso.
Bomberos villanovenses contaron que a las 4.30 debieron prender la sirena y comenzó así la evacuación de Pinar de las Tejas. “La mayoría se autoevacuó a partir de esa hora, pero hubo personas que regresaron luego a sus casas a buscar algo o acomodar cosas y después ya no se animaban a salir”, develó un miembro del cuerpo. Por eso tuvieron que sacarlos en canoa, algunos salieron caminando con el agua a la cintura.
Todos se refugiaron en casas de amigos o familiares.
Luego quedó comprometido el barrio San Antonio y a media mañana ingresaba agua por calle Belgrano y avenida Libertad, rumbo al casco tradicional.
Fueron horas de zozobra para la población y para el municipio también. “No esperábamos esto”, admitió el intendente Guillermo Cavagnero.
Con maquinarias procedieron a abrir zanjones en los costados de avenida Libertad (e incluso rompieron esta vía), para permitir la salida del agua. Un bombero contó que los campos que habían recibido agua tras la ruptura provocada de la ruta 2 (que se había hecho para evitar precisamente lo que ayer comenzó) colapsaron.
Este diario recorrió cuatro horas el viejo sector villanovense y comprobó que con el pasar de los minutos la situación empeoró. Por eso, para quienes al inicio resultó algo curioso y tomaban fotos con celulares, después se tornó incertidumbre y preocupación. Los vecinos iban y venían con palas, colocaban bolsas de arena en sus puertas, preguntaban qué iba a pasar y rogaban que el río descendiera.
Cuando el Ctalamochita desbordó hasta límites insospechados, como tocar, por ejemplo, por calles Modesto Moreno (y posteriormente Marcos Juárez) la avenida Carranza, frentistas de barrio Centro del Rosario decidieron protestar en el cruce de rutas 2 y 4.
En pleno operativo especial por el fenómeno, en el que se encolumnaron bomberos, policías y municipales, hubo que atender lo que estaba ocurriendo en la intersección de esas importantes vías de acceso a Villa Nueva.
“Estamos cansados, no nos quejamos por el río porque es algo extraordinario, sino que cada vez que llueve se inunda el barrio y nunca nos escucharon; nos hartamos de pedir desagües y ahora se ven las consecuencias: tenemos agua en la puerta de nuestras viviendas”, dijo una de las mujeres que integró el reclamo que desembocó en una gran congestión vehicular. “Un vecino de 80 años con pala limpió las zanjas y otro vecino puso su propia maquinaria para despejarlas”, aclaró un grupo. Buscaban así darle vía libre al agua que chocaba con las rutas, para que siga por las canaletas y retomara otra vez el cauce de siempre.
Hubo quema de cubiertas y policías hacían malabares para ordenar el tráfico, mientras desde los camiones había bocinazos de reprobación.
Más allá de este obstáculo en este cruce, de todas maneras el paso por la Libertad estaba vedado por las derivaciones de la creciente.
En el IPEM Nº 322 Manuel Belgrano había evacuados provenientes de barrio San Antonio, mientras Aguaclara también aparecía castigado.
Bomberos (cuyo cuartel quedó rodeado por el líquido) trabajaron sin tregua desde las 4 de la mañana. De los 24 miembros del cuerpo, hubo algunos que a las 8 tuvieron que cumplir con sus trabajos habituales, ya que sus empleadores no le permitieron faltar, pese a las urgencias del contexto.
Se espera hoy más tranquilidad. Edgar Castelló, de Recursos Hídricos de la Provincia, estuvo en el Palacio Municipal de Villa María y aseveró que en las primeras horas de esta jornada empezará a bajar el Ctalamochita.
Imágenes:
F1: Villanovenses en avenida Belgrano, no podían creerlo.
F2: Hubo una protesta en el cruce de rutas 2 y 4.
F3: Maquinarias y municipales tuvieron que hacer roturas y zanjas en avenida Libertad durante la mañana.
F4: La calle Tierra del Fuego en Villa Nueva se convirtió en un brazo del río; la situación sorprendió a los municipios.
F5: Los barrios Palermo y Mariano Moreno vieron subir el agua a franjas que antes habían sido intocables para el Ctalamochita.