Durante el día de ayer, cuando aún por calle Modesto Moreno el agua seguía corriendo, varios niños se dedicaron a “pescar” con redes fabricadas de manera casera e incluso botellas plásticas. ¿El resultado? Unas cuantas mojarritas.
Una evidencia de, más allá del daño material de esta crecida, también el impacto ecológico.