Resulta un poco difícil poder dar cuenta de todo lo que pasó en ese predio, que cada vez parece más grande. Cada escenario y actividad que se lleva a cabo, merecería una nota propia. Pero intentaremos hacerlo de la mejor manera, contando desde el primero de los días.
Si le preguntáramos a los 30 mil que fueron el sábado qué es el Cosquín Rock, no sabrían qué decir. Porque no solamente es armonía entre música y paisaje. Las sierras dan el dato pintoresco, que realza pero la cantidad de escenarios y la variedad de artistas hablan de que el rock goza de buena salud.
Mientras que al frente del escenario principal, una tirolesa era la vedette de los asistentes, en el Hangar, las bandas de Córdoba le pusieron más tonada a un festival que hace a Córdoba y viceversa. Numeral, Anticasper, Los Cocaleros, The Chicken Faces fueron algunas de las bandas que sonaron y que permitieron descubrir que hay buen rock, a la vuelta de la esquina. Otra de las bandas fue Planeador V. La banda que tributa a Soda Stereo y a Gustavo Cerati tocó, al mismo tiempo que la presentación del libro Díscolo en el Domo Naranja. Allí Rocambole contaba sus historias, y en el inconsciente de la gente Los Redondos y Soda, tomaban más fuerza.
Fue ese escenario donde Fabricio Oberto presentó su banda Uneven, y los Guauchos dieron un show donde el folclore y el rock se juntan “para romperla”. Una banda que llegaba con muchos comentarios buenos, y se fue con mejores. Como así también los villamarienses de De la Rivera, quienes pusieron a bailar, con dosis de muy buena música. Ellos que de a poco van haciéndose un lugar cada vez más importante, fueron la sorpresa para quienes no los conocían y la confirmación para los que sí.
En una pantalla en el medio del predio, se anunciaba en cuenta regresiva, una sorpresa para los rockeros. Nadie sabía ni esperaba nada, hasta que las corridas, pasadas las 21 anunciaban algo grande. Era ni más ni menos que Pity Alvarez.
El rok barrial, por así decirlo, tenía en el alternativo a su meca. Allí habían pasado Cielo Razzo, y estaban entre otros El Bordo, Gardelitos y La 25, cuando algunas gotas caían y el Fuego de Pity, crecía más y más.
Muchas remeras por justicia para los Callejeros, que se fueron amuchando desde temprano y mucho más cuando el ex Intoxicados cantaba Está saliendo el sol, queriendo asustar a las gotas que ya caían en la tierra cordobesa. Me gustas mucho, El árbol de la vida, Homero entre otros ya habían pasado. No pasaba la sorpresa, y el agradecimiento de los miles que se olvidaban por un momento, que todo el otro festival existía.
Gigantes
En el escenario principal, cuando no mucha gente había, Cirse, De la Gran Piñata y Armada Cósmica, cada uno con lo suyo, fueron dando forma al primer día. El Kuelgue, que cada vez gana más adeptos, con sus letras “voladas” y Banda de Turistas fueron allanando el camino para que Iván Noble fuera la primera carta fuerte del principal. Siendo el rockero que todos supieron ver con Los Caballeros de la Quema, entre tantas canciones dejó los himnos como Avanti Morocha, pero el que avanzó fue ni más ni menos que León Gieco.
León, quien es el “único que actúa en Cosquín Folclore y Rock”, dejó de lado zambas y chacareras, y junto a Infierno 18 hizo una presentación casi punk, de temas como Pensar en nada, Todos los caballos blancos, Sólo le pido a Dios, Los salieris de Charly, El ángel de la bicicleta o El Fantasma de Canterville. Para que todo el público, de varias generaciones lo ovacionara.
Luego los que volvieron alguna vez a los escearios grandes, en el Cosquín. Illya Kuryaki and the Valderramas llegó con todo el funk, y todo el calor del baile, ante una noche que ya era fresca. Helicópteros, Chaco, Ula Ula, Jaguar house fueron los primeros temas de este dúo que confesó que Córdoba es su “casa jaguar y el fernet es el jugo”. Así dieron paso a Jugo y el set definitivo con Coolo, Yacaré, Abarajame.
Un rato antes Aguila Amarilla, fue el homenaje a Luis Alberto Spinetta. Con imágenes de toda su vida, su hijo Dante y Emmanuel Horvilleur comenzaron con el “Flaco, flaco” que se escuchaba casi como un trueno. Definitivamente, el cielo no pudo esperar y empezó a llorar. Cosquín, se mojaba para que fuera más místico todo.
Skay y su guitarra merecen un párrafo aparte, el ex- Redondo, llegó con toda su Luna Hueca. Ella no se veía, las nubes la tapaban, pero él se encargaba de mostrarla. Sombrero y lentes de sol, y en su voz El sueño del jinete, Falenas en el cielo, Lejos de casa, Oda a la sin nombre, iban probando la valentía de los que se quedaban bajo el agua. Para ellos el regalo fueron algunos temas de nunca acabar de los Redonditos, como Mariposa Pontiac, El pibe de los astilleros, y JIjiji para que el pogo más grande del universo se trasladara a las sierras.
Ya la lluvia era muy fuerte. Se “despobló” el predio. Todos buscaban guarida en algún lugar que tuviera techo. O una especie de eso. Casi por arte de magia, cerca de media hora después de lo anunciado, la lluvia paró. Charly García, tenía que actuar y por eso, la naturaleza que es sabia respetó. Cerca de la revolución, Rock and roll yo, Dileando con un alma, empezaron un show a lo Charly. Sin tanta sinfónica como en Líneas Paralelas, pero sí con violines y cellos que daban un toque de virtuosismo, a la altura de quien estaba al frente.
Demoliendo hoteles, Desarma y sangra, La sal no sala con Pity Alvarez, o Instituciones con Nito Mestre –según Charly vía Skype- fueron mejorando el clima, la tierra, las sierras, la gente, la música. Chipi – chipi, Los dinosaurios, Yendo de la cama al living fueron los últimos temas de una lista de veinte.
A la vuelta, en el bis, Eiti Leda fue el mejor final. La pausa de la lluvia, no esperaba más. Era una postal perfecta. “El milagro ya está aquí, ven a mí” canta Charly en No estaría mal. La música fue esa cuota de milagro, la única de emocionar a lo alto y frenarlo cuando debía. Cuando los fuegos artificiales explotaban en el cielo, y la música era compartida en ese momento, y en lugar con ese ser ideal.
Nada podía salir mal a esa altura.
Las fotografías
1) Gieco puso su versión folk
2) La masa rockeó al paso de los líderes y las bandas en el predio de Punilla
3) Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur, a gusto en el evento