Allá en la punta se ve una remera gigante. Se le infla el pecho, para que se lea bien grande “Justicia, Callejeros Inocentes”. Al lado un stand de la agrupación No nos cuenten Cromañón, que reúne firmas para que se logre el objetivo diez años después de Cromañón: entender que la música no mata.
No se sabe cuántos miles han firmado la planilla. Todos llegan y preguntan por las remeras que apoyan la causa. Otros se quedan leyendo un afiche que, en letras grandes, le pregunta a la gente si sabía un montón de cosas que no se saben, de cómo nos cuentan Cromañón.
Al cronista de EL DIARIO lo recibe Javier Hernán García, miembro de la agrupación, que desde Buenos Aires se fue a Santa María para informar. El es sobreviviente de la tragedia y a 10 años entiende “que tiene que contar lo que pasa”.
“Pedimos la libertad de Callejeros porque la banda es el eslabón más débil en la cadena de culpabilidad. Pedimos que se replantee el fallo, con una base justa. Esa base justa es que los integrantes de Callejeros no estén presos. Sobre todo porque están detenidos de manera inconstitucional, ya que se viola el principio de dolo conforme, que es que una persona o entidad necesita dos sentencias del mismo tenor: dos condenatorias o dos absolutorias. Callejeros tiene una y una. Se pide que se dé el lugar del pacto de José de Costa Rica, que trata estas reglas”, sostiene Javier.
Juntan firmas para revocar el fallo de la Corte. Vieron la posibilidad de dar a conocer la causa en “el festival más federal” y por eso han firmado personas de Jujuy, Tierra del Fuego y San Juan, entre tantas provincias.
Información funcional
Con respecto al cartel que explica varios puntos, sostuvo: “A nadie favorece la desinformación. Pero es funcional a unos medios que armaron el discurso en torno a Cromañón. Ellos lo crearon, lo vendieron, lo compraron y lo volvieron a hacer. Esto de que Callejeros es un demonio y que Aníbal Ibarra no tiene nada que ver, es algo orquestado por los medios. A ellos les conviene que estén presos. Y a ‘Doña Rosa’. Que quiere pedir un culpable. A los que creen que la justicia se debe aplicar a un tipo que toca una guitarra. Es complicado revertirlo, sabemos que peleamos en una causa muy difícil, pero no por eso no vamos a estar acá”.
Al lugar lo recubren fotos de artistas y famosos con la remera que pide justicia. Eso a ellos les renueva la esperanza. “Con Callejeros se cumple la máxima ‘calidad no es cantidad’. A mí me sirve mucho más que nos apoye Estela de Carlotto con la remera de Callejeros es Inocente a que 20 vecinas me digan que son asesinos. No porque sea más que nadie, sino porque es una mujer que luchó toda su vida por los derechos humanos. Y que ella, que también sigue en una pelea tan dura, te apoye, te da fuerza. Y nuestra fuerza nace de nuestro sufrimiento, miedo y terror. Todo lo negativo que Cromañón nos dejó lo transformamos en algo positivo, que es esta lucha, el amor por la justicia. Nos pueden tapar, pero no callar. Hay que salir a la calle a hablar. La gente te entiende cuando vos le explicás. Porque muchos no se interesan en la causa y por ende no saben”, dice, y se nota la resistencia en la voz.
El estuvo esa noche. En este año se cumple una década. Una década en la que ganó la injusticia y la corrupción. García comenta que pese a su dolor, prefiere estar ahí. Peleándola. “Lo elijo porque es bueno luchar por lo que uno cree. Elijo estar acá y no en mi casa. Nadie obliga a nadie. Pero es el mensaje que les quiero dejar a mis hijos y a las generaciones venideras. Estamos acá tratando de que nos den bola, de que funcione la Justicia. Hay que poner todo, como en un partido de fútbol. Si vos perdiste poniendo todo, te vas tranquilo a tu casa. Pero hay que jugarlo”, concluye.
“Porque si muero, es por luchar... y no por mirar”, cantó Callejeros una vez. Y es la bandera que ellos tomaron.