Caía la tarde-noche del jueves y un solitario wind surf se perdía en el firmamento del lago mientras que los sonidos del escenario Rubén Vanzetti recibían al ex lustrín y artesano de la madera, el santiagueñísimo Mario Alvarez Quiroga.
Lamentándose de no haber podido estar en el escenario mayor del Festival ("¿será por razones políticas?", se preguntó el cantautor ante el micrófono), de menor a mayor fue creciendo al ritmo de sus conocidas chacareras. Los ansiosos ya le reclamaban por el tema "Pena y alegría del amor", aunque anteriormente haya descomprimido la espera con la inoxidable "A don Ata", "Romance de aquel hijo" e "Identidad santiagueña". La revelación 2006 de Viña del Mar, desplegó su bohomía y sencillez entregándose a cada bis que pedián sus fans, culminando con cuatro chacareras "enganchadas" e invitando nuevamente a eximios bailarines a expresarse sobre el césped a espaldas del Reloj de Sol. Por su parte, la coordinadora del evento Carina Bonoris, subdirectora de Cultura y el director del área Milton Vázquez entregaron al cierre del recital, un libro sobre la región que cuenta nuestra historia. Vale decir que antes del reconocido artista habían actuado el dúo Haciendo Patria y Pablo Toranzo con Cecilia Briggs.

El arte escultórico dijo presente

La escultura está presente y en manos de María Eugenia Podestá. La artista local desarrollará durante las noches del Festival una obra que expondrá finalmente el 8 de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer, en el edificio de la Universidad Popular.