­El último día tuvo desde folclore hasta reggae. La gente se acercó en masa, mientras que las nubes se alejaban. El último día las rutas estuvieron más colapsadas, la impaciencia le ganó a la costumbre de estas vivencias. Los choferes de los colectivos se veían un poco más relajados -sabían que era el último día-. Los vendedores rebajaban sus cosas al lado del camino. Era el último día y por ende tendría muchísimo rock.

Pasadas las 6 de la tarde, el encargado de “abrir” el escenario principal -luego de las bandas Caperucita Coya y Juan Terrenal, entre otras- fue Raly Barrionuevo. Este santiagueño que adoptó Córdoba tuvo su tarde ideal como las noches que posee en la Próspero Molina en enero. Como el sol, y El sol parece lluvia fueron temas que lo presentaban, luego de las chacareras, mientras la gente se daba cuenta de que la lluvia no iba a ser una molestia en el final. Le cantó al “Che” Guevara, para estar a la altura con la rebeldía del rock, y dejó el escenario con la sensación de que podía seguir un rato más. Y que fue necesaria su presencia.

La Que Faltaba, la banda de Micky Rodríguez, que tuvo como invitado estelar al jugador de Belgrano Cesar “Picante” Pereyra, llevó el fútbol al escenario y no lo dejó solo en los cantitos de quienes aguantan abajo. Salta la banca confirmó que crece a un ritmo acelerado, Los Guasones, que ya tienen una trayectoria ideal para ir un poco más tarde en la grilla. En Down, cantan y cumplen con el deseo de quienes empezaban los primeros pogos de la jornada: nos volveremos a ver.

 

Lo local tiene calidad

 

Hace poco tiempo que llegaron, para no irse. Rayos Láser, la banda villamariense que ya se ganó un lugar en la escena nacional, cerró el domo. Ese escenario donde lo nuevo y bueno, lo que se viene, lo que ya es realidad tuvo su lugar. Allí pasaron bandas como Un día perfecto para el pez banana, quienes tienen calidad de sobra. Los cordobeses sumaron una estrella más a su corta -pero gran- historia. Francisca y los exploradores, también se sumó a la onda pop que se generó en el lugar. Ese lugar donde actuó, siendo el último número Favio Posca.

Con un humor a veces agresivo, pero muy poderoso, el humorista crea monólogos que hablan del sexo y de la cocaína. Se mete en lo que es el rock y así sus personajes estuvieron acordes a un festival que no es recomendable para tranquilos. Todo bajo la supervisión de la hija del productor Palazzo, quien tuvo el domo a cargo como una buena carta de presentación. Como los chicos Láser. Ellos se hicieron cargo, pero del cierre artístico del lugar. El último show y hasta el año que viene. Y lo que viene seguramente los tendrá con su Disparo de onda, que llega cada vez a más gente.

 

Hermanados por la música

 

El último día, como el año pasado, tuvo la buena vibra en la otra punta del predio. El temático se llenó de reggae, para despedir la 14º edición del festival bailando. Dejándose llevar por las letras y las bandas, la gente fue disfrutando y resistiendo con las letras de Rondamón y Resistencia. Es uno de los géneros que más crece y allí no había bandas cordobesas. Eso es algo a mejorar, ya que en la capital cada vez más bandas con banderas rojas, verdes y amarillas se hacen un lugar.

Un Rojo Reggae Band fue invitada por Nonpa y terminó siendo la cuota internacional. Los costarricenses ocuparon el lugar de Alborosie, quienes por problemas en el aeropuerto no pudieron llegar a tiempo. 

Kameleba, que tocó cuando el sol se iba, demostró que hoy por hoy es una de las bandas más importantes del país. Y en estas instancias se “enciende el ansia”. Jugando con sus letras se explica el seguimiento de los suyos. Cada vez más. De Villa Mercedes al mundo.

Zona Ganjah fue el continuador de Dancing Mood y ambos, los encargados del buen ritmo y movimiento. Dancing, como siempre demostrando calidad y un público fiel, al igual que Zona . Lo mejor del reggae y el ska estaba ahí, todos juntos en una misma tarde. Y encima faltaba Dread Mar I y Nonpalidece. 

La gente se dividía entre quienes sabían los temas comerciales y los que los siguen desde siempre. Por eso Néstor de Nonpa cerró el festival improvisando un tema: “Esa montaña me atrajo, ya no quiero listas ni nada. Sólo quiero cantar. Si te hace feliz a vos, me hace feliz a mí”. No hace falta agregar más nada. La hermandad en su máximo nivel.

Daban ganas de quedarse hasta las 5 de la mañana… decía un fanático de Ciro, mientras se iba a tomar el colectivo de vuelta. Es que el cierre del festival tuvo de todo.  No hizo falta a Metallica, para que el tercer día llegara con bombos y platillos al final.

La Vela Puerca ya parece un especialista en estos festivales. Los exponentes de un “rock uruguayo verdadero” como su líder Sebastián Teysera comentó en la conferencia, dieron una muestra más de esta uruguayización del rock. La gente pogueó, acompañó atenta a cada uno de sus temas y se dejó llevar con Mi semilla. Por la ciudad, El viejo y El profeta fueron la despedida de la banda y el deseo de volverlos a ver.

Ya el calor se había apoderado del principal, cuando Babasónicos subió con ese rock-pop tan festejado por miles. A puro glamour, se comieron la cancha como quien dice y pusieron a todos a bailar. Los del VIP se coparon con temas como Putita, Microdancing, Llévame lejos, o el tema vedette de 2013, La lanza. Entre la masa estaban quienes siguieron todos las épocas de esta banda. Ya todo se iba cerrando, se iba apagando. La vuelta al mundo dejaba de girar, los stands se desarmaban y en el escenario la fiesta recién daba comienzo.  Siempre atentos a los detalles, un show no sólo visual, donde el brillo se hizo presente.

El final tuvo decenas de banderas flameando. Todas con leyendas de Los Piojos. Quienes las portaban gritaban por la vuelta de ellos. Nunca se esperaron que el día del final era cierto. Pero lo comprobaron cuando Ciro Martínez llamo a sus Persas.

“Para nosotros es increíble estar en el festival más grande del país y lo tenían que hacer los cu… cordobeses”, gritó Ciro, en una especie de agradecimiento. Muchos villamarienses, como Mayco y Nicolás, se adentraron en el pogo. Ellos le comentan a EL DIARIO que lo siguen siempre que pueden. Y se dejan llevar en medio de la charla, cuando Banda de Garage comienza el show. María y José, Vas a bailar, y Canción de cuna logrando un ambiente igual al que se ve en el video del tema, continuaron una grilla sin fisuras.

La gente enfrentaba al frío, en cuero dejaban ver los tatuajes que tienen de alguna tapa de la exbanda de Ciro, y son un coro casi ensayado con Antes y después, Tan Sólo, Ciudad animal. Ya había subido Micky para acompañar en temas a su excompañero, cuando le tocó el turno a su hija Manuela Martínez, quien tomó la posta del público de su padre. Fotos del ayer fue el orgullo máximo de un Ciro que disfrutó tanto o más que otros años.

Rulate, Como Alí, Mirenla y Noche de hoy, con Lula Bertoldi, de Eruca Sativa, anunciaban el fin de una noche. Una noche que marcaba el cierre del festival. Un festival que cada vez sorprende más, cuando parece que todo está mostrado y dicho. Un parque de diversiones del rock, donde todo puede pasar. Un festival que nada envidia a los grandes del mundo y que reunió a casi 120 mil personas. Que jugaron, cantaron, disfrutaron, padecieron la lluvia, acompañaron. Los fanáticos con las bandas. La masividad haciendo propio un tema de Ciro y gritando para no irse: “Que dure la noche, que con vos estoy”.