En 2010 advirtió sobre zonas anegables y otros aspectos en su trabajo final de grado, a poco de recibirse. Desde hace varios días, está de reunión en reunión, atendiendo múltiples consultas del Gobierno y de otras instituciones, a raíz de la crecida del río Ctalamochita. El geólogo Germán Tissera, a punto de retornar a la Cordillera de los Andes para continuar con su trabajo, se hizo una pausa para dialogar con EL DIARIO sobre el fenómeno que sacude a las dos ciudades.
-¿Las lluvias extraordinarias en cuenca alta fueron la causa de esta crecida?
-No lo sé porque no tengo los registros pluviométricos. Sí puedo decir que no es la primera vez que sucede, ya en 1984 tuvimos un evento y se debió aliviar el dique y creció en dos metros y medio. Está el paredón hace más de 50 años y las crecientes se dan igual. El paredón tiene un límite, una cantidad de metros cúbicos, (hectómetros) y llega un punto que tiene que aliviar sí o sí. Estuvo flojo el tema de la prevención. A medida que comenzaron las lluvias en cuenca alta se debería haber tomado registros de lo que iba ingresando al dique para informar a las localidades. Tenemos más de 30 ciudades en emergencia porque el río pasa por el centro. Es cuestión de planificación territorial. Ahora, a medida que estamos avanzando en relaciones interdisciplinarias se ven errores cometidos en el pasado con respecto a planificación urbana, al manejo de agua superficial, de agua subterránea. Pero todo es medio imprevisible porque el mundo es un sistema cambiante, no es algo continuo. Si bien los registros geológicos nos han marcado que el río se expandió hasta ciertos límites y se volvió a cerrar (depende de los tiempos), el clima fluctúa y se cree que cada 50 años hay cambios, pero es variable lo geológico respecto a lo climático. Hay que laburar mucho en prevención y planeamiento urbano.
Estos sectores son anegables, tengamos en cuenta estas condiciones.
La responsabilidad es compartida.
-¿Compartida entre quiénes?
-Entre profesionales, que no hicieron escuchar su voz, y entre toda la sociedad. Se hace un mal manejo del uso del recurso, estamos acostumbrados a tener el río ahí y baldeamos la vereda con agua potable, nos cepillamos los dientes y dejamos abierta la canilla, se lavan los platos y se deja que escurra la canilla. El desatento es parte de la sociedad. Hay deforestación, porque hay monocultivo, sucede entonces que el suelo se degrada y pierde capacidad de almacenamiento de agua. Se rompe la estructura. El agua cae y corre, entonces aumentan los caudales de flujos continuos, como es el río. Hay una serie de cosas que se desbalancearon. Esto que ocurre es un hito para empezar un trabajo en serio y para que se tome conciencia. Hay muchos municipios comprometidos, apenas baje el agua hay que hacer una proyección a futuro, no debe pasar que se hable del tema dos meses y se olvide.
-El fiscal Francisco Márquez propone el dragado del río. ¿Cuál es su apreciación?
-Es una medida que se debería tomar, pero existe toda una legislación al respecto. La extracción de áridos del río ha sido intensiva en los últimos años. La arena es un filtro natural del río para evitar las contaminaciones y ha perdido mucho de ese filtro, en todas las localidades. La creciente seguramente cambió la morfología del río, movió bancos de arena de un lado para el otro, hay que esperar que baje y analizar, ver el tema del Embalse, el espejo de agua que se forma ahí, cuánto se acomodó en su paredón.
Este hecho es fructífero porque la sociedad se está involucrando, pero hay que ir con cuidado porque alterar la morfología del recurso genera otros inconvenientes. Las infraestructuras entorpecen el flujo, no lo dejan libre y se dispara para cualquier lado, lo que trae consecuencias graves. Hay que analizarlo con especialistas de diferentes áreas.
-¿El río sería más peligroso si se draga, en el sentido de que correría más rápido?
-No tiene nada que ver la velocidad con el dragado. El río corre por pendiente. Se sacaría un metro, o medio metro, pero no se le va a cambiar la pendiente, que es regional. Va de la Cordillera de los Andes hasta el Atlántico, tiene una pendiente de este a oeste y millones de años. Podemos quizás alterar en sitios pero no va a cambiar.
-Usted ha sobrevolado la zona en estos días con miembros del municipio, ¿el río ha desbordado por caminos previsibles y vistos en su estudio o ha tomado una dirección que ha sorprendido?
-Ha sido de acuerdo a lo estudiado. Incluso vi la reactivación de antiguos canales: en fotos satelitales se observa antes de Pampayasta dos canales, dos meandros abandonados, que se activaron. Eso es lo que marqué en mi estudio, que se reactivan esas situaciones, lo mismo el brazo o terraza fluvial que el intendente llama El Zanjón de Villa Nueva. Al reactivarse esos sistemas, el agua infiltra y satura el suelo. Ante pequeñas precipitaciones correrá ahí y eso generará inconvenientes porque está sobresaturado, las napas se han levantado. Hay días y días de acumulación de agua.
-¿Han sido correctas las medidas que han tomado los municipios a través de terraplenes con los que buscaban que no se inunden otros sectores?
-(Silencio. Piensa un rato y responde). Las medidas son las que quedaron a mano, en momento de crisis. El trabajo tiene que ser equilibrado, en conjunto, con un estudio previo. Cuando estás en el foco del incendio, se torna demasiado complejo, y si se está embalsando en algún lado, tratás de sacarlo, pero el agua no responde a ningún parámetro que se pueda medir. Escurre, se mueve. Además, tenemos muy poca pendiente, no estamos en zona de montaña. Entonces ante una contención, se levanta el agua y corre metros y metros hacia otro lado. Es delicado y merece un trabajo grande.
-Hay mucha controversia respecto a la información que se emitía desde el dique y demás. ¿Se pueden evitar las consecuencias de tanta agua, trabajando, por ejemplo, un mes antes en la concreción de medidas?
-Esto no se resuelve con un mes. Hay que hacer un trabajo en serio, que llevará años. Las obras de infraestructura necesitan un estudio importante, porque cuando el río gana este poder, se maneja medio a placer de él. Entonces toma espacios quizás tapados por los mismos barrios, por la siembra. Hay que analizar suelos, perforaciones. Nos confiamos porque tenemos un sistema de diques que está planeado justamente para evitar crecidas, pero el sistema tiene un punto, colapsa. Villa María ha crecido y ha seguido ganando terrenos.
-¿La diferencia con crecientes históricas anteriores ha sido precisamente en que ahora hay zonas densamente pobladas que anteriormente no lo estaban?
-Exacto. Está mucho más poblado. Y a los sistemas de desagües, si bien el municipio ha trabajado y arreglado e hizo más, habría que volver a verlos en los barrios nuevos. Al tener más cemento tenemos menor infiltración y se rompe el equilibrio: se genera más volumen para evacuar.
-Es probable que nadie que compró su vivienda en Vista Verde la abandone. Entonces, ¿cuáles serían las acciones a emprender para que no se repita?
-Este evento quizás es el único en 50 años, no lo sabemos. Tenemos que ver cómo trabajar con la cuenca alta, que es donde se generan. Es el foco del incendio.
-¿El dique debió haber estado más vacío cuando se iniciaron las grandes lluvias?
-Es un criterio de quien maneja el recurso. Tenemos casi siete meses de déficit de agua, donde no llueve una sola gota, y tenemos serios problemas en todos lados, las napas no bajan, entonces se recomienda acumular en esa época. Y no sabemos quizás hasta cuándo porque el año pasado no llovió lo que llovió este año. Es un sistema muy complejo, nos faltan estaciones meteorológicas, nos faltan mediciones de caudal, mucho. El río lo tenemos a mano siempre para recreación, para sacar arena, pero nunca se le da la importancia que tiene.
-¿Y ahora cómo se sigue? ¿Cuáles serían las claves?
-Hay que hacer un análisis de cómo se movió el río, cómo ingresa a la ciudad, cuánto se levantó, en qué sectores, cuáles son los más bajos. Puede hacerse una nivelación en la costanera, levantándola más. Creo que el dragado no sería malo. Y hay que trabajar en espacios forestados, que la gente tome conciencia del recurso, determinar la línea de ribera, qué caudales puede manejar el dique, cuáles son sus límites y hacer el sistema de alarmas temprano. La creciente venía por Río Tercero y acá no estábamos enterados.
-El intendente Accastello dijo que observó desde el avión que Vista Verde está debajo del nivel del río. Reitero, ¿las obras públicas pueden evitar un nuevo desastre?
-No evitar, paliar sí. Inglaterra tiene los mejores geólogos del mundo, pero está ante una inundación importante en un sector, son fenómenos inevitables. Estamos en una época de cambios climáticos global. Entonces hay que acostumbrarse e ir reformando las estructuras construidas.
-Los barrios Parque General Paz y Santa Ana, por ejemplo, ¿no sufrieron por la presencia del Balneario o por ser una zona más alta?
-Para mí es porque se trata de una zona más alta. Pero en otra época se inundó el Santa Ana. El caudal es el mismo que en Vista Verde porque el paredón (del Balneario) no retiene, pasa el mismo caudal. Ese metro, metro y medio, existía en el 84 y sin embargo se inundó el Santa Ana.
-¿Qué hace el Balneario?
-Creo que es un sistema de selección natural de lo que transporta el río. Las arenas y los finos quedan de ese lado y en este lado menos arena.
- ¿Eso es bueno?
- No, alteramos la fisiografía del río. Pero es un estudio que hay que hacer, tomar muestras, hacerlo in situ. Me hago la idea de que puede suceder eso, pero hay que estudiarlo.
Diego Bengoa