“Acá estamos la nueva generación de emprendedores”, afirmó Agustina Camperchioli que, junto a su hermana, Fernanda Repetto, organizaron la primera edición de una feria, a la cual llamaron La Pérgola y se realizó en calle Antonio Sobral 434. “A la mayoría de los que están hoy acá los conocemos de antes, de otras ferias en las cuales participamos”, comentó Fernanda. La idea de organizar una feria propia surgió con el objetivo de ofrecerles un espacio a microemprendedores para exponer sus productos. En la casa de Fernanda se reunieron ayer quince expositores y planean hacer la feria una vez por mes. “Será el segundo sábado de cada mes. Así, intentaremos instalarla. Que la gente sepa que ese día hay feria”, dijo Agustina. “Al lugar lo elegimos principalmente por la buena ubicación, eso favorece que la gente se acerque a visitar La Pérgola.
“Una feria latina”
Por otra parte, Fernanda comentó que “invitamos a amigos y a vecinos que quieran vender cosas usadas, pero en buen estado”, lo cual para ella, lejos de ser una “feria americana” (nombre con el cual se conoce comúnmente este tipo de eventos) es una “feria latina”. Además, afirma que “es un lugar de encuentro para todos nosotros”, haciendo referencia a todos los expositores que se reunieron allí ayer y que, seguramente, lo continuarán haciendo.
De hobby a microemprendimiento
En cuanto a lo que diferencia a La Pérgola de otras ferias que se realizan (o realizaron) en la ciudad, Agustina destacó que “lo que nos une es que somos todos microemprendedores que hace muy poco comenzamos con cada una de las iniciativas”. Ella y su hermana, por ejemplo, crearon Abremundo Artesanías a finales del año pasado, como una manera de “mostrar lo que hacíamos”, que hasta ese momento era hecho como un “hobby”, pero no con una intención de venta.
“En general, todos complementamos nuestras actividades principales con esto. El microemprendimiento no es nuestro principal sostén, sino que es complementario de otras cosas que hacemos”, sostuvo Camperchioli.
Para todos los gustos
Entre los diferentes espacios de venta estuvieron Pueblo Mampa, con una amplia variedad de productos orgánicos, desde panes con semillas hasta dulces artesanales; Chavela, que ofrecía objetos realizados con moldes propios, como macetas con forma de pie; Prisma, quienes realizan objetos artesanales en vidrio; Indo Buda, de objetos hechos en cerámica; Margot, que ofrece, por ejemplo, almohadones y portacosméticos hechos en tela, pero que también tienen un emprendimiento de desayunos artesanales, y Abremundo Artesanías, que es la iniciativa de Agustina y Fernanda, donde realizan objetos en madera pintada: yerberas, portasahumerios, cajitas, macetas.