Con el comparendo de seis testigos y la incorporación por su lectura del resto de la prueba obrante en el expediente, continuó ayer el juicio que se le sigue a Omar Enrique Reyna (36), un albañil cordobés por hechos de violencia familiar en perjuicio de su exconcubina.
Reyna comparece privado de la libertad desde mayo de 2013, acusado de haber cometido nueve episodios delictivos, y está imputado como supuesto autor de “amenazas reiteradas” (tres hechos), “desobediencia a la autoridad reiterada” (también tres hechos), “lesiones leves”, “violación de domicilio” y “daño”, todos denunciados en enero del año pasado por Marcela Banegas (40).
La particularidad de este proceso penal es que el trabajador de la construcción tiene como antecedente una dura condena impuesta en septiembre de 2001 por un homicidio cometido en la ciudad de Córdoba un año antes.
En efecto, Reyna fue sentenciado a 18 años de cárcel por el asesinato a golpes a Ariel Fabián Torres (24), cuyo cuerpo fue hallado atado a un árbol en la localidad de Villa Posse, ubicada en el Gran Córdoba, al sur de la capital provincial.
De acuerdo con las crónicas periodísticas de entonces, el convicto tenía apenas 22 años cuando personal de la División Homicidios de la Policía de la Provincia lo detuvo por el alevoso crimen, la mañana del 25 de setiembre de 2000.
Doce años preso
Reyna pasó 12 años de su vida tras las rejas y obtuvo la “libertad condicional” a fines de septiembre de 2012, por lo que quedó “debiendo” seis años de aquella condena de 18 impuesta en 2001.
Este no es un dato menor, ya que si ahora es declarado culpable de todos o algunos de los hechos que se le atribuyen, la Justicia deberá unificar la pena que se le imponga con la que adeuda por el homicidio de Torres.
Cabe señalar que luego de ser liberado, Reyna se fue a vivir con Banegas a la ciudad de Oliva. Ambos se habían conocido mientras él se encontraba en la cárcel y producto de esa relación tuvieron un hijo que actualmente tiene un año y cinco meses. Asimismo, la mujer es madre de otras dos jóvenes, producto de una relación anterior.
La convivencia duró sólo tres meses, porque en diciembre de 2012 Banegas decidió poner punto final a la relación ante los hechos de violencia física de los que era víctima.
Sin embargo, recién en enero del año pasado radicó la denuncia penal, luego de que Reyna irrumpiera ilegalmente en la vivienda que la mujer ocupaba en Oliva y profiriera amenazas contra ella y sus hijas.
De todos modos, la detención del convicto se concretó cuatro meses más tarde.
Seis testimonios
El juicio se inició el pasado 26 de febrero, oportunidad en la que Reyna declaró en la sala, negando todos y cada uno de los hechos que se le endilgan, mientras que Banegas, entre sollozos y angustiada por la situación padecida, ratificó la totalidad de la denuncia formulada en contra de su expareja.
Por cuestiones de agenda, el presidente del tribunal, Félix Martínez, dispuso un cuarto intermedio de casi dos semanas, y fue así que en la jornada de ayer se recepcionaron seis testimonios.
Dos de los testigos abonaron algunos de los dichos de la denunciante e incluso uno de ellos, un joven identificado como Jonathan Taborda, de Oliva, dijo que vio a Reyna cuando entraba a la casa de Banegas por el patio e incluso que quiso romper la puerta para ingresar.
Taborda dijo también que le vio la cara al acusado a través de una ventana. Asimismo, durante su comparendo, el testigo sufrió una crisis de nervios y rompió en llanto, argumentando que tenía miedo por su integridad física y la de su familia.
En tanto, la novia, una tía, un tío y un primo de Reyna declararon como testigos de descargo, es decir abonando la coartada del acusado, quien dijo que se encontraba en Córdoba la noche que Banegas dijo haber sufrido uno de los ataques.
La pareja del albañil aseguró que ambos estuvieron juntos y los restantes familiares (cada uno a su turno) precisaron que estuvieron con él y que había estado trabajando hasta las 7 de la mañana.
Termina el lunes
El juicio continuará el próximo lunes, desde las 9, y en la oportunidad formularán sus alegatos el fiscal de Cámara subrogante, Horacio Vázquez, y la defensora oficial Silvina Muñoz.
Posteriormente, Reyna podrá expresar sus últimas palabras y luego el juez Martínez pasará a deliberar para dictar sentencia.