El intendente Guillermo Cavagnero apuntó sus dardos hacia el Gobierno de la provincia por su falta de acompañamiento a los villanovenses durante la reciente histórica crecida del río Ctalamochita y por la ausencia de información en torno a su caudal, al abrir ayer el período de sesiones legislativas ordinarias.
El mandatario habló por espacio de 50 minutos, en el marco de un discurso que se inició a las 10.30 y al que destinó 20 minutos al referirse a las inundaciones.
Frente a un recinto del Concejo Deliberante colmado, develó que la decisión de romper la ruta 2 el jueves 27 de febrero se tomó sin el aval de la Provincia, reivindicó esa acción y en ese tramo de su relato se quebró emocionalmente. Tomó un vaso de agua, quiso seguir hablando y le costó, instante en el cual la concurrencia le dio un fuerte aplauso.
Dijo que vivió los momentos “con mucho dolor”, tanto como intendente como vecino y que “nunca” imaginó iniciar las sesiones “en un momento tan triste”.
Como se recordará, el acto de apertura se iba a producir el sábado 1 de marzo -como lo marca la Carta Orgánica Municipal- precisamente en las horas más críticas por el fenómeno.
Recordó que Villa Nueva padeció inundaciones en 1863, 1878 y 1984, “pero ésta fue una de las más grandes de la historia”. Aseguró que fueron “momentos desesperantes” y aclaró que no exageraba. “El agua nos ganaba todas las batallas, en poco tiempo nos sacaba ventaja”, resaltó.
De inmediato, destinó sus críticas hacia la Provincia, precisamente por el manejo del dique Piedras Moras. Advirtió que necesitaron información “certera y fehaciente en tiempo y forma” sobre el caudal. Y consideró que de haberla recibido “hubiésemos podido tomar otras decisiones o que los daños y pérdidas sean menores”.
“Necesitamos que los responsables, ya que no estuvieron, nos den certeza. No estamos buscando culpables, sino saber la verdad. Si es verdad que esto sólo ocurrió por las copiosas lluvias en cuenca alta, quién entonces nos garantiza que no vuelva a producirse la semana que viene, el mes que viene o el año próximo”, manifestó.
El mandatario subrayó que se sufrieron dos inundaciones en diez días: precisó que la primera arruinó calles y viviendas de Villa Oeste y que la segunda “fue inesperada”, con “daños gravísimos” en paredes, pisos, muebles, calles y “también en la zona rural, motor económico” de la región, “perjudicando a pequeños y medianos productores”.
En este aspecto, Cavagnero sostuvo que “es obvio el déficit económico que trae aparejada esta situación” y por eso le pidió al gobernador que declare la emergencia agropecuaria.
Dijo que el jueves 27 a las 12 el agua ingresaba a la ciudad por Villa Oeste y la ruta 2 hacía de contención, por lo que el curso buscaba ir hacia Aguaclara, Pinar de las Tejas y demás. “Llamamos a Córdoba porque no quedaba otra que romper esa ruta. No teníamos el okey, nos decían que esperemos a la gente de Hidráulica. Eso demandaba otras dos o tres horas y el río seguía creciendo”, describió. Entonces, el jefe del Ejecutivo contó que convocó al fiscal Francisco Márquez -habitante de la localidad- y le agradeció “porque nos dio su sabiduría, nos asesoró desde lo legal y tomamos la decisión (de abrir la ruta) sin permiso, lo que descomprimió la inundación”.
El titular del Sillón de Freytes ahondó en el relato de lo sucedido: “Cerca de las 16 ó 17 llegaron desde Recursos Hídricos de la provincia y a las 16 nos aseguraron que el agua estaba bajando, que pasaba el pico”.
“A las 20 nos íbamos y calculábamos que íbamos a pasar una noche tranquila, pero se constató que el nivel creció 3 centímetros. Llamé a Héctor Bersano (coordinador de Defensa Civil de Villa María) y me contestó: ‘No puede ser’. Y fue en aumento. Era desesperante. Se trabajó toda la noche. El agua nos ganó”, expresó y ahí fue interrumpido casi por el llanto. El mandatario tomó agua, intentó seguir y se lo notó quebrado, fue allí cuando lo aplaudieron.
“Queremos saber la verdad”, dijo ya repuesto y afirmó que no quería “polemizar con nadie”. “Nos avisaban que venía una creciente, pero no su dimensión”, aclaró y recalcó la importancia del “zanjón”, antiguo brazo del río que desvió el agua y que “nos salvó y también salvó a parte de Villa María”.
Más tarde especificó que se está efectuando el relevamiento de las pérdidas sufridas y luego emitió diversos agradecimientos: a los villanovenses, “a Dios que intercedió para que la catástrofe no sea peor”, a Bomberos, empleados municipales, Policía, Gendarmería, scouts e IPEM 322, entre otros.