El INTA realizó un relevamiento con los consorcios camineros para hacer una primera radiografía del daño que provocó la crecida del Ctalamochita.
EL DIARIO consultó a Sergio Dequino, titular del INTA Villa María, y a Julio Pietrantonio, del INTA Bell Ville, para conocer el diagnóstico inicial que fue presentado ayer.
En el caso de Villa María, Dequino señaló que “entre Yucat y Ballesteros, hay 40 mil hectáreas afectadas. Muchas están bajo el agua y otras, a las que no se les inundó directamente, pero están entre caminos intransitables y no pueden sacar la producción”, lo que en el caso de los tambos causa pérdidas irrecuperables.
El relevamiento fue realizado con los consorcios camineros de Yucat, Alto Alegre, La Herradura, Villa Nueva y Ballesteros. “Esas instituciones comenzarán a gestionar fondos para poder iniciar rápidamente la reparación”, indicó Dequino.
En esta zona, hay unos 240 kilómetros de caminos perjudicados y unos 140 productores que no pueden comercializar ni trabajar con normalidad como consecuencia de la crecida.
“El consorcio de Yucat avanzó bastante en la reparación, pero eran caminos que habían sido enarenados en el plan anterior y el agua se llevó toda la arena. Hay que empezar de nuevo”, aseveró.
También fueron afectadas seis escuelas rurales, las que no pueden iniciar el período escolar y cuatro fábricas.
“Ahora viene la otra etapa de relevamiento, que es la de hablar con los productores para evaluar la cantidad de animales que sufrieron las consecuencias de la inundación”, agregó.
En Bell Ville
En la zona de influencia del INTA Bell Ville las aguas provocaron daños en mayor cantidad de hectáreas.
Según confirmó Pietrantonio a EL DIARIO, relevaron con el apoyo de los consorcios unas 130 mil hectáreas. Al igual que en Villa María aclaró que “no todas están bajo el agua”, sino que un sector se ve imposibilitado en sacar la producción diaria por el mal estado de los caminos.
El área relevada abarca Morrison, Bell Ville, Monte Leña y San Marcos, “donde el agua está llegando ahora”, puntualizó el titular del INTA bellvillense.
“No tengo la cifra precisa, pero le puedo decir que hay más de 300 kilómetros de red secundaria y terciaria totalmente anegadas”.
En ese sector, hay aproximadamente unos 30 tambos y 14 escuelas rurales, “muchas con agua adentro y otras a las que no pueden llegar los docentes ni los alumnos. Por una u otra razón, en todas se complica el inicio de las clases”.