A mi querido sobrino Osvaldo H. Pietro:
Hoy es 14 de marzo de 2014, hoy el reloj del tiempo y de la vida te marcan que han pasado 50 años desde que, cuando con sólo 14 años comenzaste tu actividad laboral y te convertiste en artífice de tu propio destino, siguiendo las huellas de tu querido padre, huella que llevó a aquel niño a forjar su madurez, a dejar de ser adolescente para ser hombre, a ser responsable, a encarar la vida como trabajador sin olvidarte de seguir los estudios, saliendo adelante de dificultades y trabajando, luchando y trabajando, trabajando y sin esperar reconocimientos inmediatos.
Abrazaste el trabajo con pasión, optimismo, disciplina y solidaridad, no sentiste que era una imposición, mas sí una misión que te habían confiado. Ahí y así, nace un cartero, pedaleando en tu bicicleta, ¿cuántos kilómetros? contra viento, contra frío, calor, lluvias y brisas que refrescaban el rostro sudoroso de aquel niño, hoy hombre, como el vuelo del ave que planea en su plena libertad.
¿Cuántos barrios recorriste? ¿Cuántas casas visitaste? ¿Cuántas casas abren sus puertas al cartero que llega?
Todas las calles conocen a “Cuito”, como cariñosamente te llaman, a vos, a ese cartero humilde, simpático y de gran sonrisa.
¿Qué puede decir una tía orgullosa de su sobrino? Nomás que tu transparencia ante la vida ha sido tu sello, de ahí en más sembraste y cosechaste lo que diste: amistad, respeto y afecto de ese hombre de hoy ofrece que sus manos al necesitado y que tiene la convicción de que a la vida tienes que vivirla.
El hombre no puede encontrar la plenitud si no es con la entrega sincera de sí mismo a los demás.
Por tus 50 años laborales, por lo que alcanzaste, por tu perseverancia, hoy levantamos la copa junto a tu gran compañera de vida, un toldo de ternura donde descansan tus amores, tus parientes, el sinnúmero de amigos, toda esa gente a la que le golpeaste alguna vez su puerta y te valora... brindamos:
¡Felicitaciones por la labor cumplida!
Cuito querido, quien mucho te ama y valora, en un gran abrazo te deja su corazón.
Tu tía Elvira
Elvira Montenegro de Caballero