La docente Mónica Donoso, quien se quedara sin trabajo luego de seis años de facturar para la Municipalidad de Villa María, dijo ayer a EL DIARIO que nunca tuvo respuestas de parte del intendente Eduardo Accastello, ni de otros funcionarios ni concejales.
Entrevistada por este medio en su departamento, remarcó que es sostén de su hogar, que está atravesando una difícil situación personal y que llegará hasta las últimas consecuencias desde el punto de vista legal.
Donoso trabajaba en el Centro de Promoción Familiar Las Ardillitas. El 6 de enero pasado, la funcionaria Mariela Pajón la notificó de que “por cuestiones de reestructuración” se dispuso “prescindir de sus servicios”.
“Nos prometieron que nos iban a recibir y no pasó nada. Mis hijas se encontraron con Accastello, él agendó mi teléfono pero nunca hubo respuestas. Le escribí a todos los concejales y sus respuestas fueron ‘ya veré qué puedo hacer’. Nora Bedano no me respondió ningún mensaje. Envié carta documento al intendente (el 7 de febrero), pasó el plazo de 10 días y no contestó”, explicó ayer. “Estoy muy desilusionada de Accastello. De Verónica Vivó (secretaria de Desarrollo Social) y de Pajón no me podía esperar otra cosa”, añadió.
Hizo hincapié en las contradicciones del Gobierno. “El intendente se emociona cuando tiene los pies en el agua pero luego no hace nada por nosotras, no respeta a las personas. En el Deliberante dijo el sábado pasado que su gestión hace foco en lo humano, pero por otro lado nos deja sin trabajo, en la calle y no nos recibe”, advirtió. “Verónica Vivó tiene un cargo para atender a personas con discapacidades y a la infancia, pero se olvidó de mi familia y la de Lucrecia (la otra maestra despedida)”, recalcó.
“Ya que nos echaron de esta manera, al menos no mientan. Si bien, como me dijo mi abogado, no tenían la obligación de dejarnos en nuestros lugares (por ser facturantes), que no digan que hay una reestructuración porque no es verdad. En mi lugar pusieron a una maestra de mi edad, es decir que no sobraba gente. Me echaron por no callarme la boca, por contestarles”, aseguró.
Donoso sostuvo que se le faltó el respeto a la formación de su excompañera y de ella.Y pidió que “modifiquen las condiciones laborales de nuestras excompañeras, porque no son plomeros que hacen un trabajo de tres horas por única vez sino que cumplen un horario todos los días. Ellos me abrieron la caja de ahorro para depositarme el sueldo, eso habla de una continuidad laboral”. También demandó que el gremio actúe en defensa de los derechos de los trabajadores.
“Desde la visión de los funcionarios, si el intendente te da trabajo tenés que trabajar para él y hacerle campaña. No es así: yo le cumplo, la comuna me paga un sueldo y no nos debemos nada. Sin embargo trataba de amoldarme a sus decisiones porque no quería quedarme en la calle, ya que necesitaba los cuatro mil pesos mensuales. Si venía Cristina o un ministro nos arriaban en colectivo, pasaban guardería por guardería a buscarnos”, confesó. “Había que repartir votos”, agregó y mostró una foto en la que tiene puesta una remera de Carolina Scotto -en la última campaña legislativa- y está al lado de Bedano. “Ni sabía sus propuestas, lo hice para no perder el puesto. Habla mal de mí, lo sé, pero estaba condicionada. Hoy estoy pagando un precio muy alto por no haberme callado”, cerró.