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16 de Marzo de 2014
De Bélgica a la Pampa Gringa a través de una misma llanura
Muchacha venida del país de Jacques Brel
La joven ingeniera belga Loulia de San coordina la puesta en marcha de la planta de bioetanol que se construye en Villa María. Habló de la cultura y actualidad de su pequeño país, tan complejo y desconocido en estas latitudes.
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Loulia de San

La chica rubia entra al bar y desde la puerta mira en todas direcciones. Está buscando a un muchacho con cara de periodista que no se hace esperar y va a su encuentro. “C´est toi Luliá?”, le pregunto en mi mejor francés, que a esta altura de la vida es un gorjeo casi inentendible. “Sí, claro, soy Lúlia” -me corrige, argentinizando el acento - ¿Y vos sos Iván?”, me pregunta en un español mucho mejor que mi “francés a dos francos” (como dicen allá para significar que algo es “barato”). “Sí, claro”, le digo copiando su modo de responder. Y acto seguido, Lúlia me pide disculpas por haber llegado unos minutos tarde. “¡No sabía que era tan difícil estacionar en el centro de tu ciudad! ¡Hace cuatro meses que vivo acá y todavía no conozco el centro!”

-¿Cómo que no conocés el centro de Villa María? ¿Y por dónde andás todos los días?
-Cuando no estoy en el trabajo, en la salida de la ciudad por la ruta 9, estoy en el departamento que alquilo frente al Parque Pereyra. Y cuando cenamos con mis compañeros belgas, vamos a un chino del bulevar España. ¡O sea que no salgo de la ruta! (risas).
-A veces salís porque tomás clases de tenis en el Sport. Es lo que me contó mi amigo Fabián, tu profesor…
-¡Ah, sí-sí! –dice la chica en una variante hispana del “oui-oui” francófono…- ¡El Sport! ¡Sí-sí! ¡Fabián es muy buen profesor! Sólo que a veces llego con mucho estrés y le pego fuerte a la pelota… A lo mejor se enoja conmigo (risas)…. Pero es mi modo de dejarme llevar, de descargar las tensiones… 
-¿Ya jugabas en tu país?
-¡No-no! De hecho empecé en Buenos Aires en el año 2012, cuando llegué a la Argentina. Pero acá en Villa María lo volví a retomar. No sólo por el deporte en sí, sino para conocer un poco de gente. ¡No quiero seguir viviendo siempre como una extranjera! Me hubiera encantado tomar clases de piano también, porque toco desde chica. Pero todavía no encontré a nadie. Ça viendrá…
-¿Y qué trabajo estás haciendo en Villa María?
-Ahora estoy capacitando a los trabajadores de la planta para que sea autónoma, solamente manejada por argentinos. Yo soy jefa ingeniera y también coordinadora técnica. Y te digo que la terminamos en tiempo récord: ¡dieciocho meses! No fue fácil trabajar acá. Por suerte, en dos semanas ya vamos a tener la planta funcionando a baja capacidad y en abril, normalmente.
-¿Por qué decís “no fue fácil trabajar acá”?
-Porque hay muchos problemas para construir una planta de estas características. Lo primero es que no se puede conseguir tan fácil el material de exportación y lo segundo es que hay muchos problemas con los sindicatos. Acá cuando llueve no se trabaja, cuando el bus llega tarde no se trabaja, cuando es feriado largo no se trabaja… 
-¿Y eso en Bélgica no pasa?
-¡Allá pasan cosas peores! Cada mes hay una “gréve”, un paro de correo, un paro administrativo… Un paro distinto cada día…
-Pero en tu país la Policía no hace paro como en Córdoba ¿no?
-La Policía todavía no, pero han hecho “gréve” los carceleros y se escaparon un montón de presos. Lo curioso es que la gente acá piensa que en Europa no hay problemas de este tipo. Pero los hay y muchos. También hay los que reciben beneficio del Estado y trabajan en negro sin pagar impuestos. Son subsidiados y ganan más que yo ¡Hay familias que hace tres generaciones que no trabajan! 
-Parece que estuvieras hablando de Argentina…
-¡Sí! Por eso cuando la escucho hablar a Cristina, me digo: esta mujer me está hablando de otro país, no de la Argentina. Ni siquiera de Bélgica! ¡De otro país de más nivel”... Ja ja…
 
Bruselas: un país aparte
 
-¿Qué es lo primero que dirías de Bélgica?
-Que es un país súper chico. Hacés 200 kilómetros en cualquier dirección y ya estás en el extranjero, el Mar del Norte, Francia, Holanda, Alemania, Luxemburgo o Suiza. Estamos en contacto multicultural con el exterior pero a la vez tenemos mucho contacto multicultural interno. Porque están los “walloons” al sur, que hablan francés y son muy vagos, y está la Flandria al norte donde hablan flamenco (dialecto holandés) y acumula riquezas y trabajo. Hace 20 años que la parte del norte se quiere separar de los “walloons”, porque para ellos son una carga. Y eso crea muchas dificultades. 
-¿Qué clase de dificultades?
-La más importante es política, porque hay que elegir ministros que representen a las diferentes culturas del país. ¡Y hay muchas diferencias a la hora de ponerse de acuerdo! La Flandria, por ejemplo, es protestante y rigurosa como Alemania. Pero el sur es muy latino y católico, igual que Francia o Italia. Por eso fue que en 2012 estuvimos más de un año sin gobierno. ¡Todo para buscar un acuerdo de política común! Porque para cada decisión política necesitamos de tres ministros diferentes, un flamenco, un “walloon” y el otro de Bruselas…
-¿Bruselas es una especie de país aparte?
-Podría decirse que sí. Es una ciudad independiente con tres idiomas oficiales: el flamenco, el francés y el alemán. Hay un 60% de flamencos y un 40% de francófonos que viven ahí. Y además, 200 mil marroquíes sobre el millón de habitantes. Eso porque ingresó mucha mano de obra árabe en los años ´70. “Alors”, es difícil ponerse de acuerdo... Yo tengo problemas en identificarme con Bélgica. Yo creo que el belga no tiene identidad ni se siente orgulloso de su país, como ustedes o los franceses. 
-¿Te parece que los argentinos nos sentimos orgullosos de nuestro país?
-¡Estoy segura! Mi vecino de edificio, por ejemplo, colgó la bandera argentina en el balcón ¡A eso en Bélgica no lo vas a ver nunca! ¡Pero nunca! 
-Y entonces, ¿cómo es un belga?
-No nos imponemos nunca. No tenemos esa arrogancia del francés. Siempre estamos con el perfil bajo. Y eso te da flexibilidad. Los belgas son gente muy capaz de acomodarse a una situación. A tal punto que en Francia hay una expresión para ciertos problemas complicados que dice que “esos problemas sólo se resuelven avec un compromis à la belge; “con un compromiso a la belga”. Y eso, porque el belga no va a chocar nunca ni te va a hablar de manera arrogante. Va a tratar de resolver las cosas sin usar la fuerza porque estamos acostumbrados a vivir en las diferencias, a estar en contacto con culturas y mentalidades diferentes…
 
Le plat pays
 
-¿Te sentís más cercana de un francés que de un flamenco?
-Sí, porque yo vengo de la lengua francesa. En la escuela estudiamos algo de cultura y de idioma flamenco pero no nos gusta. Mirá, para decir “bonjour” tenés que decís “Goedendag”… ¡Tenés que poner toda la garganta contraída para decir que el día está lindo! (risas). Cuando iba a la escuela aprendí el flamenco con 13 años. Ahora lo aprenden del primario. Y lo mismo pasa en el norte con el francés. Pero yo perdí mi nivel de “flamand”. Con mis colegas belgas del norte hablamos en francés, porque generalmente ellos hablan mejor el francés que nosotros la lengua de ellos.
-La pregunta del millón es ¿por qué los franceses hacen chistes de belgas como acá de gallegos?
- Es algo cultural y muy viejo. Pero también te digo que así como los franceses se nos ríen, nos roban muchas cosas. Para ellos, por ejemplo, Jacques Brel es francés. ¡Y es ciento por ciento belga!
-Incluso le dedicó una hermosa canción a tu país…
-¡Mais oui, “Le plat pays”…! ¡El país del llano! ¡Qué hermosa es!
-Los franceses, además, se apropiaron de George Simenon…
-¡Oui, c´est claire! ¡Simenon fue uno de los más grandes escritores de novelas policiales del mundo y era belga como Amélie Nothomb, una de las escritoras best-seller del momento! 
-Y también los franceses toman la cerveza belga como si fuera propia, y piensan que Lucky Luke, Tintin y los Pitufos son creaciones suyas…
-¡Oui, c´est vrai! ¡Y son todas creaciones belgas! ¡La cerveza, por ejemplo! Nosotros tenemos mucha tradición “de la bière des abbayes trapistes” (cerveza de las abadías trapenses). Y la BD (“band dessinée” o historieta), tenemos a muchos de los mejores también, como Peyo, Morris, George Remi … 
-Me parece que te estás empezando a sentir orgullosa de tu Bélgica…
-¡No-no! ¡Pas de tout! Sólo digo que los franceses a veces se olvidan de quienes son los belgas de la cultura francófona, eso es todo… 
-Decime que no extrañás nada de tu país y quizás te crea…
-Bueno, sí, extraño muchas cosas además de mi familia y mis amigos… Los edificios viejos frente a la plaza de Bruselas, por ejemplo. Son edificios del Siglo XVI y están impecables. Casas viejas que son patrimonio nacional y no se pueden tocar ni por dentro ni por fuera. Cuando vivís allá, no te das cuenta de lo hermosos que son, pero cuando te vas, te faltan. Pero lo que más extraño es la música. En Bruselas, una o dos veces por mes voy a escuchar un concierto en vivo. Acá es difícil encontrar eso. Pero también encontré otras cosas; como el tango, el tenis y gente “trés sympá”… Claro… 
Pero acaso (pienso) encontró también su “plat pays”, ese idéntico “país del llano” al que cantó Brel en su maravillosa canción y que parece describir como una radiografía a la Pampa Gringa. Cuando pasé un breve tiempo de mi vida en Francia y extrañaba tanto, cada vez que escuché esa canción me la apropiaba. Hasta el punto de imaginarme que Brel la había hecho nada más que para los argentinos. Y entonces, algunos de aquellos versos vuelven a mí:
“Con el mar del norte como última tierra baldía/ Con sus brumas infinitas aún por llegar/ Con lejanas catedrales como únicas montaña/ y oscuros campanarios como mástiles de caña/… / Con el paso de los días como único viaje/ /Con el viento del oeste, escúchenlo desear/ en este país del llano que es el mío// Con un cielo tan bajo que un canal se colgó/ con un cielo tan bajo que provoca humildad/…/Cuando los hijos de noviembre nos devuelven el mes de mayo/ cuando la llanura ardiente tiembla sobre el mes de julio/ cuando el viento es la risa, cuando el viento es el trigo/ cuando el viento es del sur y ha vuelto a nosotros, escúchenlo cantar/ en este país del llano que es el mío”.
Y el tuyo también, querida Lúlia. Y el tuyo también…
 
Made in Bélgica
  • El belga más famoso. Jacques Brel (1929-1978) es una de las figuras más importantes de la canción mundial. En nuestro país su “hit” fue “Ne me quitte pas” (No me dejes).
  • El belga más criollo. El escritor Julio Cortázar (1914-1984) nació en Bruselas, donde su padre era agregado en la embajada argentina.
  • La selección belga. La enfrentamos en España 82 y caímos 1-0. Luego ganamos en México 86 por 2-0, con dos goles de Diego que ya son leyenda. Es candidata en 2014.
  • George Simenon (1903-1989) escribió más de 200 novelas policiales, muchas de ellas best-sellers. Era belga y francófono como Brel.
  • Los Pitufos. Los duendes azules nacieron de la imaginación de un dibujante belga: Pierre Culliford (1929-1992) más conocido como Peyo.
  • Jérémie Renier. El actor fetiche de los hermanos Dardenne trabajó en el filme argentino “Elefante blanco”, junto a Ricardo Darín.
  • Cerveza belga. Se dice que es el país con mayor variedad del mundo. Tradicionales por recetas de los conventos, algunas tienen hasta 13 grados de alcohol.
 
Iván Wielikosielek
 

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