Más del 50% de los argentinos tiene exceso de peso y uno de los factores menos conocidos de esta problemática es la falta de horas suficientes de descanso, además del consumo de alimentos altamente calóricos durante la noche. El dormir poco aumenta también las posibilidades de provocar un accidente de tránsito y de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes
La prevalencia de la obesidad
Según la Organización Mundial de la Salud, desde 1980 a 2012 la prevalencia de obesidad ha aumentado más de un 100% en todo el mundo. La última encuesta de Nutrición y Salud, en tanto, indica que el 53,4% de la población argentina está excedida de peso.
Ese es un dato del que se habla mucho en el último tiempo, pero no todo el mundo sabe que uno de los factores que incide en esta problemática es la falta de horas de sueño.
La vida cada vez más nocturna que desarrollamos nos lleva a dormir poco y a comer mucho de noche, dos conductas que traen más riegos para nuestra salud de los que imaginamos”.
Alteración de nuestro ciclo biológico
Empecemos por definir qué son pocas horas de sueño. El ser humano tiene un ciclo biológico según el cual deberíamos acostarnos cuando se esconde el sol y levantarnos cuando sale. Estamos hablando de casi diez horas de sueño y en realidad estamos durmiendo entre cinco y seis horas aproximadamente. En este marco, hoy se sabe que las personas que duermen menos de seis horas son grandes candidatas a padecer obesidad.
Aunque no podamos notarlo, al dormir poco se altera nuestro ‘ciclo circadiano’. Este es el fenómeno biológico en el que algunas hormonas se producen durante las horas de luz solar y otras hormonas cuando es de noche. El problema es que durante las horas de noche prevalecen las hormonas que no gastan tantas calorías, como los corticoides; en cambio, durante el día prevalecen más las hormonas que gastan más energía, como la adrenalina. Entonces, si yo de noche funciono como si fuera de día, altero ese ciclo.
Más aún, el Sistema Nervioso produce hormonas estimulantes del apetito durante el día llamadas orexinas, y recientemente se ha comprobado que el consumo de alimentos ricos en grasas (como la comida ‘chatarra’ que se suele comer luego de la puesta del sol en los eventos sociales) puede alterar esa señalización, generando estas hormonas en las horas nocturnas.
Un problema que afecta también a los niños
El ocio, el sedentarismo y la falta de horas de sueño están alterando el ciclo natural también en los niños y favoreciendo la obesidad infantil.
En 1998, el 7% de la población infantil de Estados Unidos padecía obesidad; en el año 2000 esa cifra era del 50%. El otro extremo del ocio son los llamados ‘niños agenda’, chicos que tienen tantas actividades que terminan durmiendo igual o menos horas que el adulto, y que están igual de estresados, con las consecuencias que estamos mencionando.
En Chile, recientemente se ha establecido que el 60% de los adolescentes entre 12 a 15 años se sienten cansados por falta de sueño y dificultad para dormir. Estos autores han descrito que esto incide en la generación de falta de memoria y dificultades del razonamiento lógico, ya que durante las horas nocturnas se lleva a cabo desde el punto de vista fisiológico, funciones de formación de memoria y de organización mental, además del descanso muscular, ahorro de energía y reparación celular.
Por lo que, la falta de sueño, se asocia con disminución de la capacidad de concentración, conjuntamente con el aumento de peso generando obesidad, diabetes, depresión y abuso de drogas.
Calorías nocturnas
Hoy en Argentina la comida más importante es la cena y representa el 65% de las energías diarias en personas de hábito nocturno. Y no se cena a las 7 de la tarde sino a las 10 u 11 de la noche, lo cual nos pone en desventaja ya que la mayor ingesta diaria se hace durante la noche y el organismo no está preparado para recibir calorías en ese horario; está preparado para recibirlas durante el día”.
Si al 65% de mis requerimientos calóricos diarios los estoy colocando después de las 7 de la tarde, evidentemente mi organismo se va a alterar.
En una reciente investigación en donde a animales de laboratorio se les dio a comer alimentos de cafetería -o ‘chatarra’- sin actividad física durante las horas en que el mismo debería dormir, el 26% aumentó de peso llegando a la obesidad y a generar el llamado Síndrome Metabólico.
Consumir tantas calorías en un momento en que el organismo no está preparado para recibirlas hace que se altere el metabolismo de los hidratos de carbono y de las grasas y que la persona se predisponga a las enfermedades cardíacas. Lo ideal es que después de las 7 de la tarde se ingiera una colación -una fruta, una comida frugal- y no una cena abundante e hipercalórica.
Un riesgo para la vida y la salud
Es importante comprender que el ciclo circadiano es el ritmo biológico de la aparición de las hormonas que regulan el funcionamiento de nuestro organismo. Todo el ciclo hormonal está preparado para que, como decíamos anteriormente, comamos de día y descansemos de noche. Cuando esto se altera, aumenta la prevalencia de enfermedades cardiometabólicas, como el síndrome metabólico. Este se caracteriza por grasa concentrada en el abdomen, predisposición a la diabetes y niveles de colesterol y triglicéridos elevados con presión arterial también elevada.
Y no solamente se está viendo que la falta de horas de sueño favorece la prevalencia de la obesidad sino también que está aumentando la cantidad de accidentes de tránsito, porque el hecho de dormir mal o dormir pocas horas favorece la pérdida de reflejos y de la capacidad de atención del individuo.
Según el Ministerio de Salud de la Nación, el excesivo sueño diurno causa el 30% de los accidentes de tránsito, y a menudo éstos están relacionados con una alta mortalidad y morbilidad.
Recomendaciones
La obesidad siempre se compone de una combinación de factores. Naturalmente somos individuos recolectores y cazadores y nuestra genética no ha cambiado prácticamente en los últimos 10 mil años, pero a partir de la Revolución Industrial el ser humano se mueve cada vez menos, consume comida más industrializada, está más estresado. La luz eléctrica también es un factor que hace que cada vez se duerma menos. Al dormir menos, movernos menos, comer alimentos ricos en calorías especialmente de origen grasoso, y tener una genética altamente predispuesta al ahorro metabólico, se genera la obesidad.
Lo que se recomienda es no dormir menos de seis horas, idealmente ocho horas, para no tener predisposición a la obesidad.
Y hay que entender algo: no es lo mismo dormir esas horas de noche que durante el día, no se trata de dormir cuatro o cinco horas de noche y completar el resto durante la siesta, por ejemplo.
Hay que tener en cuenta que dormir poco no es el único factor que influye en el sobrepeso, es uno de los tantos factores que hay que trabajar. No es que por dormir las horas de sueño que corresponden ya voy a adelgazar. Es como pensar que solamente con hacer una dieta es suficiente.
En una correcta indicación del tratamiento de descenso de peso uno tiene que enseñarle al paciente buenos hábitos de vida, entre ellos la actividad física, una dieta con alimentos saludables, manejar el estrés y las horas de sueño que tiene que descansar el paciente. Esos cuatro factores son indispensables.
Dr. Rubén Salcedo
MP: 17.181
Director médico de
Sanatorio Diquecito