Tras la bienvenida oficial en un aula espaciosa, la profesora Mariana Falco conduce a los estudiantes al patio. Allí los hará participar de un juego. A cada uno le tocará un papelito con el nombre de un compañero y tendrá que presentarlo a los demás. La inmensa mayoría ya se conoce de la universidad de su país, de la traffic o del aeropuerto; así que a ninguno les cuesta decir algo acerca del otro. “¡Es una chica que tiene una vibra excelente y somos re cuates!” (dice un joven mexicano de una compatriota). “Es muy chébere y fiestero como yo” (una chica colombiana sobre una colega). “Eu gostaría mucho que me enseñaran a falar muito bien el español” (pide una chica brasileña). “Ella es mi mejor amiga de Moscú y queremos conocer la cultura de Argentina y bailar el tango” (a esto lo dicen las dos rusas casi a coro). Y mientras los modos de hablar tan hermosos y distintos arranca las risas más frescas en el patio, la profesora Marta (una de las coordinadoras del programa de intercambio) explica esta apertura de la UNVM hacia el mundo.
“Se debe a que hemos firmado acuerdos con universidades de cualquier país que quiera relacionarse con nosotros. Hemos privilegiado las de Latinoamérica porque son nuestras hermanas, pero también estamos deseosos de incorporar otras culturas y lenguas; como nos ha pasado con el último convenio firmado con Polonia. Hoy estamos teniendo intercambio con Estados Unidos, Italia, Rusia y algunos países africanos”.
-Si la prioridad es Latinoamérica, ¿por qué han venido chicos de sólo tres países?
-Porque estamos en plena etapa de crecimiento. Nos faltan algunos países vecinos como Chile, Perú y Uruguay, pero los vamos a conseguir para el segundo cuatrimestre. Hemos compensado esa carencia con una alumna alemana y dos postulantes de Rusia, país que llega por primera vez a nuestra casa gracias a la Secretaría de Políticas Universitarias.
-¿Estos 28 estudiantes cursarán la misma carrera que en sus países de origen?
-No necesariamente. El intercambio es tan flexible que ellos se pueden decidir por espacios curriculares distintos, ya sea que se acrediten a su regreso o que les sirva sólo como formación personal. En este aspecto, valoramos muchísimo la intervención de nuestros decanos y secretarios académicos, que son quienes permiten esa flexibilidad en los programas.
-¿Qué expectativa tienen para con estos jóvenes?
-Quisiéramos que se inserten cuanto antes en nuestra casa, que se sientan cómodos, que crezcan académicamente y hagan un aporte no sólo a sus vidas, sino a sus compañeros y a la comunidad universitaria toda.
-¿Es el primer año que se realiza esta experiencia?
-Con este número de estudiantes, sí. Pero habíamos arrancado en 2008 con una universidad de Oklahoma. Fue un intercambio de 45 días con dos estudiantes estadounidenses. Y seis años después ya estamos con 28. Estamos creciendo bien, con seguridad y contamos con la ayuda de todo el personal universitario; desde el Rectorado hasta el Departamento de Transporte.
-¿Este intercambio se complementa con estudiantes villamarienses en otros países?
-Sí, pero en un número menor. Nuestros chicos ya se han ido entre enero y febrero a universidades con las que tenemos reciprocidad de servicio. La diferencia es que muchos de los estudiantes que hoy llegaron no cuentan con ayuda económica de la UNVM.
Iván Wielikosielek
Especial UNVM
