El camarista Félix Martínez le impuso ayer una pena unificada de un año y ocho meses de prisión, con declaración de reincidencia a un miembro de la colectividad gitana, que le sustrajo cinco anillos de oro a la propietaria de un comercio local, luego de poner en práctica una de las tantas versiones del “cuento del tío”.
Gustavo Esteban Demetrio, de 28 años de edad (nació en Mendoza el 19 de febrero de 1986), y domiciliado en la localidad cuyana de Rodeo de la Cruz, llegó a juicio imputado como presunto autor de “estafa”, pero al momento de los alegatos, el fiscal Francisco Márquez planteó un cambio de calificación legal y lo acusó por un hecho de “hurto simple”, delito para el cual solicitó una condena de tres meses de prisión.
Sin embargo, como Demetrio estaba adeudando parte de una condena impuesta por la Justicia mendocina, por un asalto a mano armada perpetrado en aquella provincia, Márquez pidió que se unificaran ambas sentencias en una única pena de un año y ocho meses de prisión y se lo declarara reincidente.
En efecto, el gitano embaucador había recibido en su provincia natal una sanción penal de cinco años por un “robo calificado por uso de arma”, de la cual cumplió tres años y cuatro meses (es decir, los dos tercios), tras lo cual se le otorgó la “libertad condicional”.
El hecho por el que ahora se encuentra detenido, y que lo dejará tras las rejas hasta -por lo menos- mediados de febrero de 2015 (podría obtener la “libertad asistida” seis meses antes del cumplimiento total de la pena), se produjo alrededor de las 10.30 de la mañana del 9 de diciembre pasado, en un negocio de venta de ropa ubicado en calle La Rioja al 1900, en barrio Ameghino, propiedad de Ana María Canónico, de 52 años.
“Embrujado”
Ni bien ingresó, Demetrio le dijo a Canónico que el lugar estaba “embrujado”, producto de algunos maleficios, y que se lo iba “a curar”, para lo cual le pidió los anillos que tenía en sus manos (seis en total, cinco de ellos de oro), los envolvió en un billete de 2 pesos, luego en un pañuelo amarillo y finalmente en otro anaranjado.
Antes de retirarse, le advirtió que debía esperar dos horas para abrir el envoltorio y que, cumplido ese plazo, el negocio quedaría a salvo de los malos espíritus.
Sin embargo, instantes después la mujer se fijó qué había dentro de los pañuelos y se encontró con que no estaban ni el billete ni los anillos, por lo que hizo la denuncia.
La Policía detuvo al gitano momentos más tarde, cuando se encontraba en la estación de servicios situada en ruta 9 y avenida Borrás (acceso a la Fábrica Militar) y en su poder se encontraron las joyas sustraídas a Canónico.
Además del juez Martínez y del fiscal Márquez, intervinieron en el proceso oral y público el abogado villanovense Jorge Bustos (ejerció la defensa de Demetrio) y el secretario Roberto Jue.